Caracas.- El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ordenó detener la recepción de migrantes venezolanos expulsados por Estados Unidos como represalia a la paralización de operaciones de la petrolera Chevron en el país, ratificó el ministro del Interior y número dos del régimen, Diosdado Cabello.
Pero el gobierno seguirá adelante con el plan «Vuelta a la Patria» para repatriar a los connacionales que quieren volver desde otros países, y hay un vuelo programado desde Bolivia, dijo Cabello este lunes durante una rueda de prensa del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv).
Ese plan de repatriaciones funciona desde 2018, no es coyuntural ni sujeto a lo que diga Estados Unidos, aclaró Cabello al afirmar que retornaron a Venezuela 920.000 migrantes.
Maduro aceptó la llegada de cuatro vuelos de repatriación gestionados por Estados Unidos, incluyendo uno desde la base de Guantánamo, en Cuba, y otro desde México, como parte de un ahora frustrado acercamiento con el flamante gobierno de Donald Trump.
La decisión de Maduro, de parar el regreso de connacionales desde Estados Unidos, se debe a la decisión de Trump de suspender la licencia de Chevron, ratificó Cabello.
El magnate dio 30 días hasta el 3 de abril a la petrolera Chevron para terminar sus operaciones en Venezuela, donde extrae unos 220.000 barriles de petróleo por mes, cerca del 25% de la producción total nacional, lo que supondrá un duro golpe para las agobiadas finanzas públicas de este país en eterna crisis.
«Nosotros dijimos pasa algo aquí, entonces suspendemos todo, no es culpa nuestra y el Partido apoya al presidente en todo esto», dijo el número dos del chavismo.
La migración no autorizada de venezolanos se convirtió en un asunto de política interna en Estados Unidos.
En los últimos cuatro años se registran más de 900 mil detenciones de migrantes venezolanos en la frontera sur, según cifras públicas del Departamento de Seguridad Nacional y la Patrulla Fronteriza.
Como entre Estados Unidos y Venezuela no hay relaciones diplomáticas formales ni vuelos comerciales directos, se dificulta la deportación masiva y la expulsión directa de esos indocumentados en la forma en que sí ocurre con otros países americanos.
La cuestión migratoria y la licencia de Chevron habían dominado la incipiente agenda entre ambos gobiernos y Maduro había expresado su aspiración de comenzar una «agenda cero» y de restablecer plenas relaciones bilaterales. (ANSA)