Por Reynaldo Medina Hernández ()
La Habana.- La foto fue tomada en un lugar muy céntrico: la parada de guaguas casi aledaña a la Plaza [Comercial] de Cuatro Caminos, en El Cerro, edificio muy famoso en su tiempo por albergar al Mercado Único de La Habana; después de 1959 devenido mercado agropecuario y sitio para vendedores, fijos y ambulantes, conocidos (cariñosi-despectivamente) como merolicos.
Luego de años de deterioro fue rescatado como tienda exclusiva, primero en CUC, luego en MLC y, presumiblemente, no lo duden, pronto en US$.
Aclaro que ya no puede verse tal cual la presento, porque pocos días después de tomada la foto, al parecer, se improvisaron unas viviendas del otro lado del muro, y se abrieron puertas y ventanas que afectaron la imagen. No obstante, aún se entiende.
Aclaro también, a quien la vea en la actualidad, que la intervención constructiva no tuvo nada que ver con el signo de interrogación y las dos tildes que faltan; no estaban desde el principio.
Como puede verse, no es un grafiti realizado furtivamente durante la madrugada para sorpresa de los transeúntes al amanecer. Es una pintura mural, hecha tranquilamente en horas diurnas, a la vista de todos y, se supone, con la venia de las autoridades locales.
La duda surge con la imagen, ¿qué objetivo se propuso?, ¿qué significa? Puede ser casual que el interrogador sea una flor, pero llama la atención que muchos de los que desde las redes sociales apoyan al Gobierno cubano (sus adversarios les llaman «ciberclarias», o «clarias», a secas), esconden su identidad tras perfiles falsos y utilizan flores en el lugar de la foto.
El interrogado, a todas luces, representa a un cubano de a pie, que, aunque diga otra cosa, la realidad es que está comiendo… ¡nada! Por cierto, su cara no refleja que esté llevando su situación con mucha resignación, y ni hablar de entusiasmo.
Y ahí entra la palabra «dignidad», utilizada por el Gobierno cubano como el símbolo de la supuesta resistencia del pueblo de Cuba a la escasez de alimentos, entre otras muchas escaseces, causada por la crisis económica, de la cual el responsable no es el Gobierno cubano, sino… usted ya sabe quién.
Los desafectos (a quienes los del otro bando llaman, si están de buen humor, «gusis», y la mayoría de las veces, «odiadores»), presentan la misma palabra, en tono irónico, como alternativa única y estéril a un sacrificio también inútil. En tales casos, cuando un simpatizante se queja de la falta de alimentos, le dicen: «come dignidad».
Entonces… ¿la imagen se propuso apoyar al Gobierno ante la crisis de alimentos en la Isla…, o es una ácida crítica a su mala gestión al respecto?
Yo no lo tengo claro. ¿Y ustedes…?