Por Jorge Menéndez ()
Cabrils.- Dijo el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, que los regímenes de Nicaragua, Venezuela y Cuba son enemigos de la humanidad. Y me pregunto cómo se puede cuestionar esto.
Humanidad viene de humanos. Somos personas y cada uno de esos gobiernos debería, en teoría, trabajar por el bien de sus pueblos, sin embargo Ortega acaba de instaurar la copresidencia con su esposa, como si fueran los dueños del país; Maduro acaba de forzar unas elecciones que perdió por goleada para perpetuarse en el poder; y en Cuba ni lo uno ni lo otro, esos ni copríncipes, ni elecciones.
¿Pueden existir dictaduras más criminales que esas? ¿Cuántos miles de presos por el simple hecho de pensar diferente y querer lo mejor para su país son sometidos a la fuerza y encarcelados? ¿Cuántas atrocidades se cometen en las cárceles, o ataques directos en sus propias casas, sometiendo de las masas a los caprichos de los delirantes «dueños»?
Que no se nos olvide que Canel llamó a la guerra civil entre cubanos.
Entonces, ¿son o no enemigos de sus pueblos?
Los apalean por manifestaciones pacíficas, los someten a la más profunda miseria y los engañan con promesas falsas. En esos países, quien haga algo, está condenado de antemano. Los tribunales ya tienen sus decisiones absurdas dictadas desde arriba.
En Cuba, por ejemplo, obligaron a todos a meter los USD en los bancos como MLC y ahora les niegan el pago en los nuevos centros comerciales próximos a abrir. Eso es robo, como robo fue el dejar sin los ahorros de toda la vida a nuestros padres con la actualización económica.
¿Pueden gobiernos así ser amigos de alguien?
El respeto a la humanidad comienza por el respeto a tu propio pueblo, y cuando sometes a tu gente en la más indignante miseria por el enriquecimiento propio del gobierno, todo está dicho.
El gobierno es consciente de su situación y se empeña en aparentar que Cuba no está sola, cuando la realidad es que no tiene para dónde virarse.
No llegan inversionistas de ninguna parte, convirtiendo proyectos, como el de El Mariel, en desfalcos internacionales. Y si no lo cree, pregúntenselo a Lula.
Pregúntenles a los rusos por qué hay siete termoeléctricas paradas, o a los chinos por qué no hay guaguas y trenes en Cuba.
Somos un timo de país, con un gobierno que engaña a quien le abre el corazón, pretendiendo vivir de donaciones o de las condonaciones de deudas, que, a su vez, lo aíslan más del mundo real.
Cuba no pagas sus deudas desde el 2019, y eso en el argot internacional se llama default. Entonces vuelvo a preguntarme si somos o no enemigos de la gente de bien.
Financiamos durante décadas a grupos terroristas, enviamos a buena parte de América a guerrilleros para derrocar gobiernos legítimamente electos, y acogimos en casa a terroristas de ETA o a otros que actuaron, incluso, dentro de Estados Unidos. Y si fuera poco, el gobierno cubano hundió un remolcador en el que viajaban niños, tumbó aviones civiles, los indefensos de Hermanos al Rescate.
¿Qué más en su sano juicio se puede decir del daño a la humanidad?
Un gobierno implantado a la fuerza, que gobierna por el apoyo militar, es en primer lugar enemigo de su propio pueblo y de cualquier país democrático.
Marcos Rubio no está lejos de la verdad y, que conste, que no soy un gran admirador suyo.
