Por Edi Libedinsky (9
Buenos Aires.- Muhammad Ali (nacido como Cassius Marcellus Clay Jr.; 17 de enero de 1942, Louisville, Kentucky, EE. UU. – 3 de junio de 2016, Scottsdale, Arizona, EE. UU.) fue un boxeador profesional estadounidense, considerado uno de los deportistas más influyentes y carismáticos de todos los tiempos.
Apodado «The Greatest» (El Más Grande), Ali dejó una huella imborrable tanto en el deporte como en la cultura global.
Destacó por su estilo único de boxeo, caracterizado por movimientos rápidos, reflejos excepcionales y una capacidad de predicción en el ring que desafiaba las convenciones de su tiempo.
Fue tres veces campeón mundial de peso pesado y ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Roma 1960 en la categoría de peso semipesado.
Más allá de sus logros deportivos, Ali fue un ferviente activista por los derechos civiles y sociales. Se convirtió al Islam en 1964 y cambió su nombre para reflejar sus creencias religiosas.
En 1967, se negó a enlistarse en el ejército estadounidense durante la Guerra de Vietnam, lo que le costó su título mundial y lo llevó a enfrentar fuertes críticas y desafíos legales, pero consolidó su posición como un símbolo de resistencia y justicia.
A lo largo de su vida, Ali también se dedicó a obras de caridad y fue un defensor de la paz y la igualdad.
Enfrentó la enfermedad de Parkinson durante más de tres décadas, pero continuó inspirando a millones con su resiliencia y optimismo. Su legado perdura como un ejemplo de grandeza tanto dentro como fuera del cuadrilátero.