Por Lisbet Mejías.
Aventura, Fl.- A Orlando Gutiérrez Boronat, líder del Directorio Cubano por la Democracia, no le basta con la protección y el maquillaje que ha recibido de los medios y algunos influencers de Miami tras la denuncia de Armando Valladares.
No. Ahora, imitando a Otaola y en el mismo estilo cederista, sube la parada y amenaza con una demanda federal a Valladares y a todo aquel exiliado que igualmente criticó y cuestionó el manejo de los fondos otorgados a la organización que dirige y que, según récord público, no tienen una claridad justificada en la línea de trabajo que no es otra que llevar cambios a Cuba.
Y esto lo vengo diciendo hace años. Esta gente utiliza el mismo esquema de la “sordera” y el castrismo de meterle miedo a todo aquel que ejerza su derecho constitucional de libre expresión y de exigir usos debidos de sus impuestos.
Otaola, el rey de las demandas, parece que ha instruido bien a Boronat, quien, supuestamente, con la asesoría de una abogada prestigiosa, iniciará una demanda por difamación y… oigan esto… Represión Extraterritorial de la dictadura cubana contra su impoluta persona, para lo cual, y esto es lo más comemierda, se están utilizando a personas del exilio con malas intenciones.
Es decir, ahora nosotros los cubanos que estamos denunciando a estos grupos, incluido Boronat y Rosa María Payá, que están por la onda de cambios, pero para dejar al PCC donde siempre ha estado, resulta que somos los encargados de ejecutar esa “represión extraterritorial”.
Tanto es el desespero de esta gente que olvidan que hoy la información viaja con nosotros en el celular. Deberían haber al menos googleado que en la Ley Federal de EE. UU. no existe sanción por posible difamación.
Todo cae en un debate moral de difícil probatoria que gira en torno a la Primera Enmienda. Pero es mucho pedir que ellos entiendan de Constitución si actúan siempre en absoluto orden y mando de sus manejadores y dedicados al desprestigio de quienes los denuncian con papeles en la mano, como hizo Valladares y muchos cubanos despiertos.
Y es tan olvidadiza la memoria de estos cubanos que Otaola ya no se acuerda de cómo le puso el pie emplumado a Rodiles de Estado de Sat, acusándolo sin pruebas de haber malgastado un dinero federal.
Valladares sí mostró pruebas y Otaola sigue ridiculizando con el discursito de que eso le hace el juego a la dictadura. Pero él no. Lo de él sí es legítimo. Esto es un asco.
En su papel de celestina con Boronat, a Otaola se le fue que su marcha a Washington el 28 de enero ya no es como dijo por los presos políticos. No. Ahora la conga es para entregar (y son sus propias palabras) un supuesto ACUERDO POR LA DEMOCRACIA firmado por organizaciones del exilio. Mi pregunta es… ¿A qué vas a Washington si ya la dictadura se te adelantó abriendo de patas a Biden, canjeando, como siempre hacen, a los presos políticos?
Otaola se ha creído ese cuento de que pone en jaque a la dictadura y resulta que esta dictadura le picheó una bola tan rápida que se ponchó.
Ir a Washington a presentar un proyecto que supuestamente firmó el exilio es la otra muestra de incultura constitucional y de engaño a los cubanos libres. Otaola se ha vuelto mentiroso. Demasiado, diría yo. Y me baso en que ese proyecto que saca ahora debajo del turbante porque en La Habana se le adelantaron más de dos semanas está basado en estas propuestas de la izquierda que él dice combatir.
A mí no me consultaron. Como a la mayoría de los cubanos libres que sí nos duele Cuba. Entonces, ¿qué estamos hablando? ¿Cambio fraude? Pues claro. Eso ya está al doblar de la esquina y siguen siendo tan descarados que hasta lo niegan.
Los presos políticos siempre han sido las monedas de cambio para el régimen y con eso chantajea al presidente de turno, en este caso el Biden saliente. Otaola se quedó con las ganas, pero de esto hablaremos en el próximo artículo.
#MuyFuerteTodo.