Por Laritza Camacho ()
La Habana.- No puedo concebir la burla, los traspiés, la mentira, el doble forro y la ligereza cuando alguien pretende estar luchando por sus ideas y dice defenderlas.
Entiendo y admiro a todo el que va de frente con su verdad… como Lara Crofs. No la mítica Lara de los juegos electrónicos, libros y películas. Estoy hablando de nuestra Lara, una cubana con criterio propio, con capacidad para movilizar a muchos en aras de un bien común, una mujer transparente que no se esconde en oportunismos baratos para (como otros que se le oponen) luchar el viajecito, el puesto y luego partir y caer a 180 grados de las consignas y batallas que tanto cacarearon.
Lara es decente y coherente, dos cualidades que deberían ser respetadas pero que dan miedo a quien no puede estar a su altura.
Ayer hackearon la cuenta de Lara Crofs y eso no me asombra ni me preocupa: vivimos en la era digital y el hackeo es propio de softwares e informáticos, pero ¿cuál era el objetivo?
¿Cortina de humo para tapar historias realmente duras y contundentes que nos agobian? ¿Retrasar el trabajo humanitario que realiza Lara? ¿Alimentar el chuchuchú barato en redes?
Feo, feo… lucieron feos.
Tal vez no contaron con la inteligencia natural, la humana de siempre, la que dota al ser humano de sentido común, intuición y olfato. Es difícil desprestigiar a quien se mueve por caminos buenos. El resultado lo tuvieron de inmediato.
Igual que cuentas claras, conservan amistad, un mal hackeo, conserva seguidores.