Por Laritza Camacho
La Habana.- No sé cómo un pueblo amante del café, aceptó el café mezclado e incluso hay quienes afirman preferirlo.
No sé cómo un pueblo que sabe que el chicharrón no es carne, aceptó la soya con algo de pellejo molido como plato fuerte…¡Qué fuerte!
No sé por qué dices tú soldado que te odio yo…si somos ¿la misma cosa?…
No sé por dónde le entra el agua al coco, pero imagino por dónde se le pierde el aceite, la calidad al pan y otras tantas cosas.
No sé cómo un pueblo con tantas esquinas calientes donde se discute sobre pelota, cada cual con un criterio fuerte que defiende con pasión, logra designar tantos diputados que en silencio votan unánimemente, a pesar de afirmar que como es arriba, es abajo.
No sé cuál es el criterio para construir algo nuevo y no arreglar lo que se está cayendo.
No sé cuándo dejamos de hablar español, pero estamos a punto de poder publicar un diccionario de «idioma cubano» con una sola palabra que sirve para todo y que empieza con p…pero no con p de país.
No sé a dónde vamos, mientras las generaciones que me preceden tampoco saben ya de dónde vienen…
-«Pero se mueve…»
Galileo Galilei
…¿Se mueve?…
