Por Rafael Muñoz ()
Berlín.- Le contaba a mis hijos de cómo su abuelo, mi padre, tuvo que comenzar a trabajar a los siete años para malalimentar a sus hermanos más pequeños. Era la década del 20 del pasado siglo.
Cuba recién se habia independizado de España y tras el Levantamiento Armado de los Independientes de Color, en 1912, la cosa no pintaba bien para cinco niños negros y huérfanos.
«Muchas veces tuve que buscar comida en la parte de atrás de la Plaza de Marianao», me contaba mi padre.
«Allí depositaban las frutas y vegetales que habian quedado del día anterior y que ya no se podrian vender. En otras palabras, la comida destinada a la basura.»
Varios presidentes, guerras y revoluciones después, veo vídeos de gente rebuscando comida en la basura en la Cuba actual, buzos les llaman.
Hemos perdido un siglo. Nos fuimos en blanco en un viaje de cien años que no nos ha llevado a ninguna parte.