Por Joaquín Santander ()
Caracas.- Los gobernantes venezolanos están aterrados. De ahí la guapería de Diosdado Cabello y sus promesas de derribar aviones, o la cursilería de Nicolás Maduro, con una espada en la mano, al más puro estilo Fidel Castro, con la intención de atemorizar a aquellos que los van a sacar del poder.
La presencia del legítimamente electo presidente, Edmundo González Urrutia, en varios países vecinos de Venezuela, y la promesa de que entraría al país este jueves para juramentarse, tiene loco al chavismo, que jura que no dejará el poder, pero que no lo tiene tan claro, para lo cual solo hay que mirar los pasos que da.
El inescrupuloso régimen de Maduro, respaldado por los matones de Diosdado Cabello, Vladimir Padrino y Tareq William Saab, ha intentado descabezar el movimiento opositor, legítimo ganador de los comicios de julio pasado, a pesar de que el oficialismo se proclamó vencedor al instante.
Mientras la oposición mostraba al mundo más del 80 por ciento de las boletas electorales, con las cuales Edmundo González Urrutia le daba una paliza a Maduro, el chavismo se proclamaba vencedor, respaldado por todas las instituciones del Estado, en las cuales la dictadura ha colocado a personeros a sus órdenes.
Y por si fuera poco, hicieron como el castrismo en Cuba, cuando la revuelta del 11 de julio de 2021: descabezaron al bloque protestante con el secuestro, el encarcelamiento y hasta la muerte de muchos de los que salieron a las calles a reclamar el derecho conseguido en las urnas.
Ahora, ante la posible llegada de González Urrutia, se han encargado de colocar carteles en diferentes lugares, en los que ofrecen una recompensa por información sobre el presidente electo, y tal como hiciera el castrocanelismo en Cuba, le dieron palos a esos que siempre se prestan para sostener a los tiranos, con el único objetivo de que salgan a la calle a golpear a los que protesten contra el régimen.
El modelo es una copia del cubano, y no puede ser de otra forma, porque la tristemente célebre seguridad del estado cubana tiene infiltrado hasta los tuétanos al chavismo, y una gran cantidad de dirigentes y jefes militares trabajan para agentes enviados desde La Habana, los cuales aleccionan constantemente a un Nicolás Maduro que ha perdido el sueño y teme que lo vayan a sacar del poder en cualquier momento.
De hecho, el mandatario ha aumentado sus prebendas a la cúpula de las Fuerzas Armadas, la misma donde algunos se muestran partidarios de alejarse de Maduro o, en última instancia, de no ir contra el pueblo, como ha sugerido Padrino, a instancias de sus consejeros cubanos, quienes le han explicado más de una vez que, tal como hicieron en Cuba en 2021, sería la única forma de mantener el poder.
Para La Habana es de vida o muerte mantener a Maduro a la cabeza de Venezuela. Un patinazo del otrora chofer de autobuses puede dejar desprotegida a una de las dos dictaduras más antiguas del mundo, justo cuando la isla vive el peor momento de su historia, con una crisis economica sin igual, con el antiguo liderazgo ‘revolucionario’ a punto de entrar a la tumba, y con un inepto al frente del país.
La caída de Maduro, un personaje inescrupuloso como pocos, sería un golpe duro para las dictaduras latinoamericanas, porque, además de la cubana, tampoco estaría tan seguro el sátrapa nicaragüense, Daniel Ortega, otro que ha expulsado a opositores, condenado y asesinado a contrarios con el único objetivo de eternizar a su familia -mujer e hijos- al frente del gobierno.
Este jueves puede ser un día grande para Venezuela. El chavismo intentará evitar por todos los medios posibles que el pueblo salga a las calles, y que Edmundo González, quien, al parecer, viajará acompañado de su esposa y varios expresidentes latinoamericanos, aterrice en cualquier parte del país.
Incluso, el demoníaco de Diosdado Cabello, amenazó con derribar cualquier aeronave que se acerque a los cielos venezolanos, pero, por si acaso, interrumpieron, también al más puro estilo cubano, las vías que unen al aeropuerto de La Guaira con la capital venezolana, porque saben que no podrán disparar contra el avión que lleve a González Urrutia y varios expresidentes.
No vamos a lanzar campanas al vuelo, pero en las próximas horas pueden ocurrir hechos trascendentales en Venezuela. Y buena parte de América Latina y del mundo estará atenta a esos acontecimientos, sobre todo en La Habana, donde la onda expansiva puede provocar más de un derrumbe. ¡Ojalá!