Por Yoandy Izquierdo Toledo ()
Pinar del Río.- La historia de Cuba en las últimas seis décadas está repleta, desgraciadamente, de múltiples incomprensiones e incoherencias. Lo peor ha sido el daño que se ha infligido al cubano como consecuencia de la mala toma de decisiones, los liderazgos impositivos y la falta de un juicio ético-moral que permita otorgar el valor que tiene la persona humana como centro y fin de todas las relaciones humanas.
Me gustaría hablar breve y conciso sobre un tema que de la clandestinidad pasó a la permisividad y ahora, casi podemos decir, a la normalidad y obligatoriedad. Me refiero a la tenencia y uso del dólar americano.
Por mi edad no recuerdo en primera persona, pero sí a través de la memoria de otros, lo que supuso hace muchos años tener dólares en Cuba. A algunos les costó sanciones, separación del cargo y del puesto de trabajo y a otros hasta la cárcel. Todo ello por el simple hecho de recibir de un familiar, o traer de algún viaje al exterior, “la moneda del enemigo”.
Luego, y de eso ya sí tengo conciencia, se podía usar el dólar para comprar en algunas tiendas que comenzaron a abrirse en el país. Recuerdo que en aquel momento nos parecían insuperables las tasas de cambio de un dólar equivalente a 120 pesos cubanos. Nunca imaginamos posible un futuro como el de hoy en que esas tasas se han triplicado.
Entonces, algunos tuvieron su primera mochila para la escuela o las medias para ponerse con el uniforme comprando unos pocos dólares en unos cuantos miles de pesos.
En este camino zigzagueante del dólar, este se volvió a suprimir y a prohibir. Los bancos que atendían al pueblo no aceptaban esta moneda. Y surgió el peso convertible cubano. El arcoiris, como algunos le llamaron. Otros decían “un papelito que no vale nada”. Y era muy cierto, una moneda que no se podía usar no más que en nuestro país, que vino a desterrar prácticamente al peso cubano que, en los años de esplendor económico llegó a estar por encima del dólar en el mercado internacional. Pero, lo que no era capaz de imaginar ningún cubano era que, a día de hoy, íbamos a extrañar el CUC, porque lo que ha venido después ha sido peor. En aquellos tiempos las personas que poseían dólares americanos los cambiaban de manera ilegal a una tasas que jamás alcanzaron los valores de cambio actuales.
Y llegó, después, el “ordenamiento monetario” y cambiario que provocó, paradójicamente, más desorden. Y surgió otra nomenclatura, el MLC o moneda libremente convertible. Desapareció el peso convertible cubano y para tener esta moneda virtual, las monedas extranjeras debían ser depositadas en el banco en una tarjeta de MLC que el gobierno estableció para la recogida de “todo ese dinero que estaba saliendo de Cuba como fuga de capital para comprar en el extranjero”. Dinero que al final, quien lo poseía en Cuba, era porque lo recibía desde el exterior o lo compraba informalmente dentro, porque los salarios en la Isla siempre han sido en pesos cubanos y en algunos centros laborales en CUC (cuando existía) o la combinación de esas dos monedas. Pero repito, como todo tiempo futuro no fue mejor, ahora no hay dos, sino que pueden circular más: el dólar, el euro, la libra esterlina, el dólar canadiense y el relegado peso cubano.
Desde que se anunció en 2020 la apertura de las tiendas en MLC también han habido vaivenes. Unas veces no, y otras sí, se pudo depositar el dólar en las tarjetas MLC creadas para recoger la moneda extranjera, a una tasa de un dólar equivalente a un MLC.
Lo más interesante siempre ha sido ¿qué podemos comprar con un MLC? O si hablamos de cosas interesantes, porque ya sabemos que un MLC no alcanza ni para comprar un jabón de baño. Recordemos que, en el anuncio oficial se nos dijo al pueblo que las tiendas en moneda nacional no iban a desaparecer. Que el dinero que se recaudara en dólares era para surtir esas tiendas que estaban desabastecidas. Nunca sucedió, las tiendas se extinguieron, desabastecidas están hoy las de MLC y en los negocios privados, llamados a veces sin sentido micro, pequeñas y medianas empresas, como está tan devaluada la moneda nacional los precios son, en la mayoría de los casos, sobre las unidades de millar.
Por si fueran pocos los avatares del dólar en Cuba, la moneda del bloqueo no solo se volvió a aceptar en los bancos, sino que, comenzó a recogerse en efectivo en determinadas tiendas. Es decir, los mismos y escasos productos que comprábamos en CUC y luego en MLC, ahora, de la noche a la mañana para adquirirlos hay que tener la moneda de los Estados Unidos.
¿Quién le explica a una persona que cumplió años de cárcel por tener dólares o perdió todo su dinero otrora, que en los tiempos que corren si no tienes dólares no puedes comprar ni siquiera artículos de primera necesidad?
Yo creo que hay que aparcar los discursos de igualdad, distribución de las riquezas y justicia social. Nunca antes Cuba estuvo tan polarizada. Nunca antes nos hemos parecido más a lo que hemos criticado.
Que el 2025 sea el año de la libertad también para Cuba. Que cada cual reciba un salario digno acorde con su trabajo y capacidades. Y que se reordene de verdad la economía, porque no puedo explicar ni a mi abuela que vive en Cuba, ni a mis amigos que viven en el extranjero, algo que yo como cubano, residente en la Isla, no puedo entender.