Por Lisbet Mejías
Venezuela se encuentra en el ojo del huracán político una vez más. Edmundo González Urrutia, según el relato que se nos vende, debe juramentar como presidente en Venezuela dentro de unas horas. Sin embargo, ni siquiera Donald Trump lo ha recibido, reuniéndose solo con los mismos de siempre: un presidente como Biden decrépito saliente, con un hijo delincuente, y los satélites que giran en torno a la oposición de cartón en Washington, lo cual ha sido una pérdida de tiempo para los venezolanos.
La relación entre Edmundo y Trump es tensa. En sus declaraciones, González Urrutia parece incómodo, posiblemente porque la respuesta del nuevo presidente norteamericano ha sido como un tempano de hielo durante su corta estancia en Washington. Trump es posible que no quiera revivir una situación similar en su administración anterior. Mientras tanto, los cubanos deben observar atentamente lo que ha sucedido en Venezuela. A pesar de que el pueblo venezolano dejó claro en las urnas que no quería a Maduro, él sigue en el poder. Edmundo sale del país y regresa supuestamente para juramentar, en lo que será al final, un remake del mismo show al que nos tienen acostumbrados.
Esta situación plantea preguntas sobre la validez de las elecciones en regímenes dictatoriales. Los cubanos deben entender que estas farsas electorales solo validan dictaduras. Un pueblo sin educación en derechos constitucionales no comprende que en dictadura no se vota. Las elecciones en Venezuela son un ejemplo de lo que podría ser un plebiscito en Cuba, como proponen muchos en el exilio, especialmente Cuba Decide.
El futuro de Venezuela y Cuba parece incierto.
Algunos temen que ocurra lo mismo que con Juan Guaidó, quien fue promovido por Trump, pero ahora parece ser ignorado. Esta situación se asemeja a una telenovela, y podría ser peor en Cuba conociendo el carácter pachanguero de la oposición light. Trump, y es lo que percibo, podría delegar en Marco Rubio para lidiar con las insipientes propuestas de cambio en estos regímenes como Venezuela y Cuba que podrían llegar a ningún lugar y que al Sol de hoy no tienen solución.
Ante este panorama, la maquinaria propagandística del exilio vuelve a ponerse en marcha. En medio de esta farsa venezolana, las denuncias de Valladares y la repercusión que esto puede tener en la nueva administración de Trump tienen que echar a andar la manera de contrarrestarlo con el lavado de cara de baja calidad en medios locales. Y nada mejor que América TV, que encomienda a Juan Manuel Cao para encumbrar una vez más a Rosa María Payá, líder de Cuba Decide, a pesar del escándalo de la denuncia de Valladares.
Cao, que se supone que es periodista y sabe del escándalo trading de la denuncia del ex preso político, decide lavarle la cara, otra vez, a la líder de Cuba Decide con el mismo relato que vendió Tato Otaola un día antes: “Hay muchas lenguas viperinas allá afuera y el gran mérito de Rosita es que la recibe todo el mundo”. Con semejante expresión, Cao ofende también a quienes se oponen al mismo relato que él y su canal defienden, presentando a estos farsantes y a ex-castristas con las manos manchadas de sangre como grandes héroes que desertaron.
Y vemos el doble rasero: Otaola no tiene lengua viperina cuando critica la denuncia de Valladares. La señora Saya Floja no tiene lengua viperina cuando arremete contra toda una comunidad como la nuestra, que ya está cansada del mismo cuento.
Al parecer, la oposición que nos quiere imponer un cambio fraudulento y nadar en las aguas que está nadando Venezuela, con su circo lleno de payasos, tiene como único logro el cabildeo internacional parlamentario y nada más. A ellos los reciben todos. ¿Y? Deberían preguntarse todos los cubanos qué otra cosa tiene para ofrecer. Llevamos seis décadas en el mismo cuento. Y al final, estos siguen las instrucciones de ese Castro obsoleto, hoy metido en la piedra más fea del mundo, cuando nos decía: “¿Elecciones para qué?” Bueno, ¡para esto! Para validarlos sin importar cambios reales y dignos para el pueblo.
Estas actitudes dilatan un cambio real en Cuba. Los medios de prensa apoyan el caudillismo y descalifican las voces que luchan por ejercer derechos constitucionales. La oposición que busca imponer un cambio fraudulento en Cuba sigue las instrucciones de la izquierda internacional.
El 28 de julio de 2024, Venezuela tuvo elecciones en dictadura. El 10 de enero, el candidato que recibió más votos debe juramentar, pero Maduro sigue en el poder. ¿Qué sucederá?
Yo tengo la respuesta. Espero que un día después de este circo venezolano, los cubanos entiendan que este tipo de falsedad, similar a las que nos vende Cuba Decide y sus mercenarios de las redes, no es la solución. Sin educación sobre derechos constitucionales, no puede haberla. El Movimiento Constitucionalista lo tiene claro: pasar la idea, la iniciativa y permitir que otros la desarrollen un poco mejor en total libertad creativa.
Tengo que reconocer que, a partir de mi trabajo de hormiguita, en casi 5 años, han despertado mucha gente con el tema de Cuba Decide. El 26 de enero próximo habrá una protesta en un parque de Hialeah contra la organización que dirige Rosa María Payá. Y me parece muy bien porque nuestro movimiento ya lo hizo la primera vez (vea mi artículo donde hablo de esto aquí). Solo le recomiendo que cambien el lugar. Vayan frente a la televisora América TV, donde se le lava la cara a Rosa María Payá, y maten dos pájaros de un tiro: primero, protestar contra Cuba Decide y de paso exigir visibilidad noticiosa JUSTO ese medio local.
Esperemos que esa protesta sea seria y respetable, y no una conga más del exilio en la que se cante Patria y Vida, donde se suben personajes cuestionables que empañan la seriedad de algo tan importante.La respuesta es clara y sigue siendo la misma: sin educación sobre derechos constitucionales, no hay ni habrá solución posible. Por eso mantengo el dedo puesto y seguiré haciéndolo porque, como siempre digo, #MuyFuerteTodo.
Lisbet Mejías es youtuber y dirige el proyecto Generation New Republic cuya causa es restituir el hilo constitucional, restaurar la república y verla funcionando con los tres poderes divididos: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. La Resistencia está comprometida en ver la República de Cuba independiente, tal como soñara nuestro apóstol José Martí.
Dios, Patria y Libertad
