La Habana.- La corresponsal de Prensa Latina en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, Elizabeth Borrego, abandonó este jueves sus labores y decidió quedarse a vivir en Estados Unidos.
Borrego, de 31 años de edad, llevaba más de un año como corresponsal de la desvencijada Prensa Latina en la sede del organismo internacional, desde donde comunicó a la oficina central, en La Habana, su decisión de no volver a su país de origen, que atraviesa la peor crisis de su historia de más de cinco siglos desde que fue descubierta por Cristóbal Colón.
La comunicación de Borrego, quien antes había sido corresponsal en otros países, tomó por sorpresa a la dirección de la agencia, que no sufrió la pérdida de un periodista en plaza desde que el otrora corresponsal en Londres, decidió cambiar de aires y no volver a Cuba.
El Vigía de Cuba se puso en contacto con uno de los veteranos periodistas de la agencia, quien admitió que «el golpe es duro, porque cada vez se van más los periodistas jóvenes, los más talentosos, algunos con puestos importantes o en plazas trascendentales, sin que podamos hacer nada para evitarlo.
«Borrego hacía muy bien su trabajo. Es una buena periodista, pero, como todo joven, sueña con ver tener hijos, llevar una vida digna y eso acá es imposible», reveló la fuente, que pidió mantener el anonimato.
Sin embargo, hubo otros que no entendieron a la joven y consideraron que el paso que dio no la deja en buen lugar, sobre todo porque «traicionó la confianza que PL depositó en ella al mandarla a una plaza tan importante como la ONU».
Según información llegada desde la sede de la oficialista agencia cubana, algunos veteranos criticaron el paso dado por Borrego, oriunda de la provincia de Sancti Spíritus y procedente de una familia de periodistas, como su padre y una tía.
En los últimos tiempos, Prensa Latina ha perdido casi medio centenar de periodistas, muchos de los cuales se fueron a Estados Unidos u otros países del mundo, en busca de mejores condiciones de vida.
El listado es enorme e incluye desde directivos hasta simples redactores, en tanto la mayoría de las oficinas que aún mantiene en el exterior atraviesan complicadas situaciones con las finanzas, muchas veces sin poder pagar los alquileres de los lugares donde viven o trabajan, y otras sin poder cobrar sus salarios, que, de por sí, son míseros.
Para colmo, ahora mismo la agencia no tiene presidente, porque Luis González, quien estuvo al frente por los últimos 15 años, fue enviado de embajador a un país africano, y a nadie que le ofrecieron la plaza lo motivó, salvo los recalcitrantes de siempre.