Por Laritza Camacho()
La Habana.- Cuando la «descubrieron», le pusieron nombre en latín y la clasificaron como nueva.
Desconocían la realidad de su existencia milenaria… «desde que el primer hombre se bajó de la mata», diría con gracia mi abuelo.
Lo cierto es que, ahora, con el rimbombante nombre de Estupidencis humanillis, será estudiada por los grandes científicos, los economistas, artistas y políticos del mundo.
No saben aún si es virus o bacteria, pero todos coinciden en su alta toxicidad y rápido nivel de contagio.
Se recomienda cuidarse de los discursos y sonreír.
Ejercitar el pensamiento crítico, el debate, alimentar la curiosidad, leer el libro y no la carátula…son algunas de las posibles curas efectivas encontradas hasta el momento.
La Estupidencis humanillis penetra cualquier máscara y se reproduce en ella, por lo que los nasobucos son totalmente inútiles para evitar el contagio.
«Cuídate que, de los buenos, quedamos pocos» diría también mi ocurrente abuelo, en estos casos.