Por René Fidel González ()
Santiago de Cuba.- Si excluyes a otros del poder político, ¿es porque no tienes valor para vivir sin él? Si excluyes a otros en la sociedad por tener un pensamiento, por proponer unas ideas y soluciones políticas diferentes a las tuyas, ¿acaso es porque admites que es legítimo y además válido que otros te puedan excluir a ti por lo mismo?
¿Pensaste ya quién es el verdadero excluido? ¿Cuál será el legado tuyo? ¿La exclusión?
¿En verdad quieres ser recordado como parte de lo que hizo oscuro al pasado? ¿De aquello que no era el futuro y que con la complicidad, el apoyo y la indiferencia tuya hizo todo por evitarlo, aunque fuera a costa de la angustia, el dolor y la impotencia de todos nosotros?
Hay cuestiones que son como el dibujo hecho por un niño, no digo que sea simple, es que son sencillas.
Que compartiéramos un mismo momento y lugar en la única vida que íbamos a tener, fue por una razón: éramos iguales.
El derecho que la profecía de la libertad proclamó no fue nunca otro que el de poder ser iguales en el mismo lugar en que éramos diferentes.