Por Adalixis Almaguer ()
Miami.- No tomo resoluciones de fin/inicio de año porque me cuento la vida por las menstruaciones, no por un calendario. Cualquier día de cualquier mes es bueno para decidir, para empezar, para parar, para desistir.
Ya veremos cuando esté menopaúsica como me las arreglaré para saber por dónde voy. Quizás sea más fácil asomarse a la ventana para saber si es día o noche, invierno o verano.
Hay algo a lo que le vengo dando vueltas hace algunas semanas. Quiero tejer más para pensar menos. O para pensar menos en aquello, y más en hilos y agujas y puntadas. Que la vida se me está yendo en el dolor y la preocupación mientras los ajenos a la pena bailan con el bebeshito divorciados de la realidad, disociados voluntariamente de nuestros presos políticos, ignorantes por elección de los niños muriendo de enfermedades prevenibles o curables, inadvertidos por selección propia de los viejitos olvidados en la vera por la desidia de la dictadura.
Los de aquí llenando estadios, los de allá activos en su lista de fans… y ni una palabra de lo otro. Ni esos de aquí, ni aquellos de allá.
Espantada de todo me refugio en la tejedera. No tengo fe en el mejoramiento humano, ni en esta vida futura, veo muy escasa la virtud aunque sea útil. Reservaré mi salud mental para los pocos dignos que quedan aquí y allá. Para el resto: aquí inicia el victorioso año de las agujetas.
