Por Manuel Viera ()
La Habana.- Hace como un año me lesioné en el gimnasio. Algo en la pelvis se me rompió mientras hacía prensa. Esperé varios días pero no mejoraba y el dolor era insoportable así que fui al cuerpo de guardia del Hospital Militar Finlay en Marianao.
Hice una colita de tres o cuatro personas y pasé con el ortopédico. El muchacho muy joven comenzó a escribir y vi que puso mi nombre sin preguntarme, luego me dijo que era un seguidor de las redes sociales.
Me dijo luego de un exámen físico que parecía ser muscular y me mandó a hacer un tratamiento de ibuprofeno y paraceramol por una semana pero me envió por seguridad a ver al cirujano a unas puertas de la suya para descartar una hernia… y pa’llá fui como todo un valiente, aunque la palabra cirujano ya de por sí sola me asusta.
No había nadie para el cirujano, entré a la consulta y un doctor y dos chicas muy jóvenes estaban adentro. Le expliqué el problema al doctor y vi como sacaba unos guantes de una gaveta y comenzó a deslizarlos por sus dedos… y ahí fue cuando una de las chicas me dijo que tendrían que hacerme un reconocimiento, similar a la prueba que se hace para la próstata.
No sé en que momento salí de aquella consulta a toda velocidad… el hecho es que todavía me están esperando, y la lesión… bueno, una hernia no era porque se me quitó con el tratamiento de mi amigo el ortopédico.
No me arrepiento de haber corrido. Hubiese sido muy duro pasar por eso en vano. ¡Ni hablar!
Aprovecho para saludar al ortopédico. Mi hermano, no sólo me ayudaste a recuperarme de la lesión, también me salvaste el c… ¡Eres todo un genio!