Por Alfonso Lovato ()
Madrid.- ¿Te gusta la vainilla? Agradecemos a Edmond Albius, un niño esclavo que descubrió su secreto.
Edmond Albius era sólo un niño de 12 años, esclavizado y sin educación formal, en 1841. Sin embargo, logró desarrollar una técnica innovadora para polinizar orquídeas vainilla de forma rápida y rentable, resolviendo un enigma que intrigó a destacados botánicos de la época.
Sin su contribución, la vainilla no habría alcanzado la popularidad que tiene hoy.
En la década de 1820, los colonos franceses trajeron cápsulas de vainilla a la isla de Reunión, donde nació Albius en 1829, cerca de Madagascar, y a Mauricio desde México.
Pronto quedó claro que ningún insecto de la región podía polinizar las orquídeas vainilla, a diferencia de lo que ocurría en México, donde las abejas silvestres hacían este trabajo. En la década de 1830, el botánico belga Charles Morten desarrolló una técnica de polinización manual, pero requería mucho tiempo y trabajo.
Albius, a los 12 años, utilizó hojas de hierba o finos trozos de madera para levantar la tapa de la flor y doblar la parte masculina, permitiendo que el polen entrara en contacto con la parte femenina. Luego, con el pulgar, presionó ligeramente, realizando la polinización de forma eficaz.
Aunque sencilla, su técnica revolucionó la industria y transformó a Reunión en uno de los mayores proveedores de vainilla del mundo.
Las contribuciones de Albius a la ciencia pasaron desapercibidas durante su vida y falleció en la pobreza y el olvido. Sólo muchos años después de su muerte su trabajo fue reconocido y celebrado como un avance significativo en la historia de la botánica.
Hasta el día de hoy, en Madagascar se utiliza la técnica Albius y el país destaca como el mayor proveedor de vainilla del mundo…
