Por René Fidel González García ()
Santiago de Cuba.- ¿Por qué las descalificaciones, el ninguneo y las burlas? ¿Cuál es la tristeza y desánimo, la decepción porque miles de personas acudieron a la convocatoria de la marcha organizada por el Gobierno cubano? ¿Por qué no lo harían, por qué no sería auténtica su voluntad de hacerlo?
¿Le faltaría acaso la voluntad a los que no pueden hacerlo, a los que de seguro serían -como hasta ahora- perseguidos y castigados, amenazados y acosados, por intentar hacerlo? ¿Carecen de ese anhelo los excluidos?
El problema político en Cuba no es de voluntad, al menos no solo de ella, de también de alcanzar iguales derechos y libertades, o mejor aún, todas las libertades y los derechos para todos.
Deberíamos apelar a la honestidad de los que marcharon y decirles a ellos en primer lugar: felicidades hermano, eso mismo que hiciste quiero hacerlo yo, ¿o crees que solo puedes tú hacerlo cuando es derecho de todos? ¿Entiendes mi lucha?
Hay que entenderlo, porque si ese afán es cierto tiene que ser la oportunidad de todos y no la aberración de privar al otro de ella; no imposición y desprecio, no privilegio de unos, no ocasión para devolver el daño.
Una vez más es preciso decir lo que debería ser obvio y no lo es por el peso de nuestra cultura política pervertida por la ausencia de igualdad política, por la exclusión y el odio: en democracia no se trata -ni puede tratarse – de las mayorías sobre las minorías, de las mayorías contra las minorías, se trata de las mayorías junto con las minorías. Eso puede ser Cuba. Nos han enseñado que es un imposible, nos castigan para que creamos que es un imposible, nos discriminan y excluyen para que sintamos que es imposible, pero hacen todo eso precisamente porque saben que es posible.
Los que nos excluyen necesitan dividir a Cuba contra sí misma, a nosotros contra nosotros mismos, a cada uno de nosotros.
Nuestra meta es no perder de vista jamás aquello que se nos quiere mermar y oscurecer y que, a pesar de todo, se levanta alto para que no perdamos el rumbo.