¿TICKET CONMIGO?

LECTURAS¿TICKET CONMIGO?
Por Arturo Mesa
de la serie los Atlantianos
Atlanta.- Esta semana culminamos el semestre de ajedrez y como una gentileza del dueño de la compañía, nos invitaron a una fiesta con bebidas y picaditos incluidos, en un bar medio alejado del centro de Atlanta con un nombre cómico: “Cowboys y Caviar”. Y pa’ allá me fui yo.
Cuando llegamos, ya había varios profesores en una mesa alta cerca de la barra, bebiendo. En eso viene el dueño hacia mí, me saluda muy efusivamente, me entrega par de tickets para bebidas y se va. Los picaditos estaban sobre otra mesa.
Como se podrán imaginar, los yumas de ticket no saben nada, porque los de la barra estaban bebiendo y todavía no tenían ningún ticket en la mano. Y lanzan la pregunta: ¿Y cómo es esto? Y allá voy yo a explicar el protocolo del ticket y les muestro una lista de bebidas incluidas que había en cada una de las mesas.
La cerveza que a mí me gusta no estaba incluida, pero un experto en ticket sabe que la del bar no va a saber cuál cerveza está incluida y cuál no. Allá fui yo por mi Tropicalía, la cual molestó a mis colegas porque enseguida empezaron a pelear “ay, pero esa no estaba incluida, y ¿por qué a ti si?” bla, bla, bla.
Segundo error de la noche: en los lineamientos para la asignación de ticketes, está muy clara la idea de que el ticket, solo lo puede entregar una persona, y al momento pasó la mujer del jefe a saludarnos con más tickets en la mano. ¿Y qué hizo el experto en ticket? Ni habló; estiró su manita blanca y esperó a que cayeran en ellas otros dos preciosos y valiosos tickecillos. Ta, tan y ya tenía Arturito cuatro guisquicillos en el bolsillo.
Y entonces viene la típica pregunta yuma: ¿y la propina? –sí, porque aquí la propina es de un 20% y la gente es muy feliz de dártela, se los dice un tipo que lleva un año casi viviendo de eso-. Resulta que el dueño volvió a pasar para decirnos que la propina iba por ellos también. ¡Santo Cielo!
Yo pensaba que tras mis tres guisquicitos y mi cerveza ya me iba sabroso, pero sobre las 10:00 pm a alguien se le ocurrió la genial idea de sacar un tablero de ajedrez y un reloj: Imagínate tú; en una fiesta de entrenadores de ajedrez.
Allá me senté y estuve buen rato jugando (por suerte gané bastante porque supongo que el jefe estaba bravo conmigo porque le costé un trofeo el último día de clases cuando un monstruoso fiñe me comió el rey a segundos de terminar el curso). En fin, olvidemos el incidente y retornemos a mi fiesta: ¿Y qué sucede cuando uno está en un ambiente tan agradable? Que te da sed y otro guisquicito no me venía mal. Por lo que me levanté y fui a aplicar mi experiencia innata en la materia: me fui a socializar entre comillas a una mesa, porque un experto en ticket sabe que el que está tomando coca cola y agüita, ha tenido problemas con la bebida además de que las mujeres de una compañía de ajedrez no beben mucho.
Había una mesa con dos muchachas y una pareja, fui, los saludé, hablamos del trabajo y las partidas y al final le pregunté al del agüita -muy buen socio mío, por cierto-: ¿no bebes? Na’, lo dejé hace un tiempo:
Bingo, par de tickets más. Vaya, yo quería uno solo no fuera que me tuvieran que llevar cargado para mi apartamento, así que me hice el fino y solo acepté el necesario. En conclusión, que anoche me gasté la borrachera más barata de mi vida y además…de lujo.

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