Por Anette Espinosa ()
La Habana.- Los encargados de correr la bola de que los problemas eléctricos se iban a resolver con la cercanía del fin de año, incluso de la cacareada marcha de la dictadura, se cogieron ‘aquello’ con la puerta, porque este jueves, habrá, de nuevo, más zonas apagadas que encendidas.
El parte habitual de la Unión Eléctrica (UNE) dice que en el momento de mayor demanda habrá un déficit de 53 por ciento de la energía necesaria, lo cual quiere decir que una buena parte del país se quedará a oscuras, que es como decir que salvo esta capital y algunos otros lugares muy señalados, el resto no tendrá servicio eléctrico.
La UNE, dependiente del Ministerio de Energía y Minas, indicó que prevé una disponibilidad máxima de mil 559 megavatios (MW), en tanto la demanda tope, en la hora pico, ascenderá hasta los tres mil 200 MW.
Eso obligará a desconectar tantos circuitos como sean necesarios hasta completar los mil 711 MW en el momento de mayor demanda, ninguno de ellos en la capital, o en los polos turísticos, donde se encuentran los pocos visitantes extranjeros que han arribado al país.
Cuba enfrenta desde hace años, pero agudizada desde agosto pasado, una profunda crisis energética, por la carencia de combustible -fruto de la falta de divisas para importarlo- y las reiteradas averías en sus obsoletas centrales termoeléctricas, con décadas de explotación y un déficit crónico de inversiones.
La precariedad del sistema ha provocado tres apagones nacionales en los últimos dos meses, de los que el país ha tardado días en recuperarse.
Los constantes apagones acrecientan el malestar de la población, que no tiene, incluso, con qué cocinar los escasos alimentos que consigue para una magra subsistencia, sobre todo en el interior del país, donde la falta de electricidad es crónica, con hasta 20 horas diarias sin energía.