Por Irán Capote
Pinar del Río.- Los diez millones de toneladas de Zuko, de que van, van. Ahora que el azúcar ha desaparecido no solo de los ya difuntos “manda’os”, sino también de todo el mercado estatal. ¿Yo dije “mercado”? Tengo que tomarme la pastilla.
Pues, ya que no hay ni un grano de azúcar cubana en toda la isla y el precio de la importada por las Mipymes asciende a 900 pesos el kilogramo (kilogramito), muchos cubanos, siempre resilientes, creativos, aguantones, “continuantes”, cederistas y patriotas, han iniciado la nueva alternativa de endulzar con los abundantes paquetitos de refresco instantáneo.
Entramos así en una nueva fase culinaria. No será extraño comer un dulce de leche con sabor a tamarindo, un arroz con leche anaranjado o un dulce de naranjas con sabor a guayaba. ¿Yo dije naranjas?
Bueno, nada, que esta mañana me invitaron a comer dulce de coco con sabor a mandarina porque quien hizo el dulce no pudo conseguir un paquetito instantáneo con sabor a coco. Y ahora estoy a punto de tomar mi primer café con sabor a durazno.
Dicen por ahí -a mí no me crean- que en el nuevo reordenamiento de lo reordenado, han preferido importar refrescos Zukos antes que azúcar y que van a repartir en los próximos manda’os un paquetito por cada miembro del núcleo familiar. También dicen por ahí, que ellos dicen que la culpa es del bloqueo y que el azúcar de producción nacional hacía disparar a las termoeléctricas.
También dicen por ahí que están preparándose para un colapso en los hospitales por graves afectaciones en los riñones. Pero, que, como siempre, tienen todo controlado.
