ANDAR… BERLÍN

LECTURASANDAR... BERLÍN

Por Rafael Muñoz (Malanga Blue)

Berlín.- Llovió casi toda la semana y el frío descendió tanto que estuvo a punto de hacer caer el termómetro de la pared. Así es diciembre en la capital alemana. Aquí dicen: “No estamos hechos de azúcar”, como si un poco de ironía bastara para domar el clima. Y como no hay mal tiempo, sino ropa mal escogida, bajo ese cielo gris de invierno, vino a visitarme una amiga que no veía desde hace más de una década.

Llegó desde Madrid, donde durante años ha seguido mis escritos sobre esta ciudad que ahora le mostraba en carne y piedra, en adoquines y vendutas de Currywurst. Explorar su universo es un privilegio. Ni el frío ni la lluvia pueden detener las ganas de perderse por calles que se abren ante el viajero y el residente como un libro infinito, con historias en cada página que desafían al olvido.

En el último mes del año la ciudad adquiere un carácter especial bajo el brillo cálido de los mercados navideños. Sus luces iluminan fachadas de edificios que han sido testigos de lo mejor y lo peor de la humanidad. Caminamos hasta donde nuestras fuerzas lo permitieron, ignorando que el invierno existía, descubriendo ese Berlín que nunca deja de sorprender. Hicimos cientos de fotos de lugares que ni siquiera yo sabía que existían, para demostrarle que tenía razón, que estar aquí vale la pena.

Esto es solo el principio. Hoy abro una ventana al hogar que adopté y que me adoptó hace más de dos décadas. A quien quiera descubrirla en 2024, le invito a que se sume y siga estas historias que iré publicando poco a poco entre paseos y visitas a los mercados navideños. Porque aún estamos a mitad de diciembre y lo cortés no quita lo “berlinés”.

Esta serie será un recorrido emocional, histórico y visual. Para mostrar que Berlín es tronco de ciudad y que “ich bin ein Berliner”.

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