Moscú.- La fulminante caída del gobierno de Bashar Asad en Siria tomó por sorpresa a las autoridades rusas, reconoció este lunes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Durante su habitual encuentro con los medios de prensa, Peskov admitió que ‘lo que ha ocurrido, en general, habrá sido una sorpresa para el mundo entero. No somos una excepción en este sentido’
El vocero manifestó también que Rusia está tomando las medidas pertinentes para garantizar la seguridad de sus bases militares en Siria, lo cual considera un asunto sumamente importante.
El pasado 27 de noviembre, una amplia coalición de grupos armados de la oposición siria lanzó una ofensiva sorpresa a gran escala contra el Ejército regular desde el noroeste. En menos de dos semanas, las fuerzas antigubernamentales se hicieron con el control de varias ciudades importantes como Alepo, Hama y Homs y entraron la víspera en la capital, Damasco, donde proclamaron la caída de Assad.
El exmandatario sirio y su familia -como suele ser común en estos casos, viajaron a Rusia, que le concedió asilo por motivos humanitarios, según una fuente del Kremlin.
Assad gobernó el país levantino desde el año 2000, tras la muerte de su padre, Hafez Asad, que había gobernado Siria durante las tres décadas anteriores.
La ofensiva relámpago contra Assad estuvo liderada por el grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS, anteriormente Frente al Nusra).
Muchos países expresaron preocupación por los acontecimientos en Siria, instando a todas las partes a garantizar la seguridad, la integridad y la soberanía del país, así como a iniciar un diálogo nacional con la participación de todos los sectores que conforman la sociedad siria.
Rusia, por su parte, llamó a tener en cuenta las opiniones de todas las comunidades religiosas y étnicas y destacó que mantiene contactos con todos los grupos de la oposición siria. (Agencias)