Por Ramón García Guerra ()
La Habana.- Estamos ante un momento de sinceramiento de la sociedad que es el resultado de un proceso de estratificación de la riqueza y segregación de los territorios que ha llegado a extremos; siendo todo ello, a su vez, una consecuencia de la política subdesarrollante aplicada por el Gobierno y del proyecto neodesarrollista impuesto por el Partido a la sociedad.
¿Explica eso por qué se importan más autos que tractores, o por qué se invierte más en construir hoteles que en producir alimentos?
También se sabe que el proceso de acumulación de la Nueva Clase (1978-1997) es un producto del castrismo, así como es un hecho que el sistema produce una corrupción que se basa en el usufructo del poder y el tráfico de influencias.
Luego es curioso ver a la oposición procapitalista hoy usar los argumentos igualitaristas que usan los oficialistas a favor del régimen.
Entonces nos quedan dos opciones: primero, asumir que somos esa Cuba y naturalizar tal estado de cosas, o segund, apostar por un país diferente y luchar por una libertad sin libertinaje y una igualdad sin igualitarismo.
Confieso, que, en tal caso, estoy en contra de las desigualdades artificiales como estoy en contra de un igualitarismo empobrecedor.