Por Hermes Entenza ()
Nuremberg.- Conocí a un individuo en el metro, un argentino agradable y de buena conversación que, según él, vive en París desde niño. Hablamos de lo que significa ser emigrante –algo que él no interioriza debido a tantos años lejos de su patria– , de la situación actual de Europa, y bla bla bla.
Llegó un momento en que le pregunté cuál era su pincha, y me responde:
– Estoy en un movimiento en Francia, que esperamos crezca por toda Europa, en el que luchamos para que desmonten todas las antiguas catedrales clásicas, incluidas Notre Dame, Chartres, etc.
Le pregunto la razón, suponiendo que venía con cierto odio al cristianismo.
– Es que esas construcciones están fuera de la escala natural de la vida en la tierra, y han estado por siglos dañando psicológicamente a las aves en la ciudad, las cuales han cambiado su comportamiento– Me responde.
Tuve que hacer un gran esfuerzo para seguir hablando, pero le dije:
– ¿Y los rascacielos de cristal y acero?
—También enferman a las aves, pero las catedrales fueron las primeras en crear este espanto, y son las grandes culpables.
No le hablé más, y aprovechando que me quedaba una parada para bajarme, me levanté y salí disparado hacia la puerta.
Hay días en que me resulta complicado decir que los seres humanos somos los animales más inteligentes del planeta.
Repito lo que he leído en varios memes: Falta mucho para que civilizaciones desarrolladas nos pidan amistad.