Por Edi Libedinsky ()
Buenos Aires.- Pitcairn es la única isla habitada de un pequeño grupo en el océano Pacífico Sur. Se encuentra a unos cinco mil 300 kilómetros (tres mil 293 millas) de Nueva Zelanda y a unos cinco mil 500 kilómetros (tres mil 420 millas) de América del Sur, lo que la convierte en uno de los asentamientos humanos más remotos del mundo.
La tierra habitada más cercana es Mangareva en la Polinesia Francesa, aproximadamente a 540 kilómetros (335 millas) de distancia.
La isla es un territorio británico de ultramar, y su población se compone principalmente de descendientes de los amotinados del HMS Bounty y sus compañeros tahitianos, que se establecieron allí a finales del siglo XVIII.
La vida en Pitcairn se sustenta gracias a una pequeña economía basada en la artesanía, la producción de miel y un turismo limitado.
Los residentes son muy autosuficientes, aunque dependen de los barcos de suministro trimestrales de Nueva Zelanda para obtener lo esencial. El accidentado terreno de Pitcairn presenta acantilados escarpados y valles exuberantes, mientras que su aislamiento ofrece un estilo de vida único y tranquilo para sus residentes.
Sin aeropuerto, el único acceso a la isla es por mar, un viaje que puede llevar unos dos días en barco desde Mangareva, lo que enfatiza su aislamiento extremo y los desafíos de la vida en este entorno insular remoto.