La Habana.- No es la crónica de una ‘revolución’ traicionada; es una tiranía al desnudo… La historia repite una y otra vez sus verdades para que los hombres entiendan la existencia.
Y una de esas verdades más manifiestas para nosotros, los cubanos, es que nuestra nación está controlada por pusilánimes, por verdaderos ases del servilismo.
Desde que en los últimos días se hacía más evidente la posibilidad de que llegara al Poder en los Estados Unidos el republicano Donald Trump, la tradicional retórica agresiva, de confrontación, que tan útil le ha sido siempre al castrismo para mantener vivo un culpable, un enemigo contra el cual dirigir siempre la mirada y la mente de los cubanos, comenzó a disminuir, ser más comedida, cautelosa.
Ya, desde que al final de la noche de ayer fue manifiesta esa victoria, la misma prensa cómplice del régimen comenzó a articular un discurso sin hostilidad, que casi empieza a ser benévolo, amigable.
Y me recordó la ‘era Obama’, y a Raúl Castro llamando ‘enemigo eterno’ a ‘los yanquis’ desde el año ’59, a la sombra protectora de su hermano, para luego servirle de adulador al presidente demócrata.
Eso es la ‘política’ cuando se hace sin principios, cuando lo que buscan los déspotas es permanecer en el Poder a cualquier costo, cuando es un negocio lucrativo y no se sirve a los gobernados.
Mañana, si Donald Trump decidiera arrojarle unas migajas al castrismo, veríamos la misma escena de aquellos primeros años del siglo XIX europeo, en la Francia de Luis XVIII, cuando tras la abdicación de Napoleón Bonaparte y su exilio en la isla de Elba, decidió desembarcar en el sur de Francia para recuperar el trono, como lo hizo, el 20 de marzo del 1815.
La prensa monárquica fue escalando así: ‘desembarcó de su prisión el Ogro de Córcega’…; ‘El déspota se fugó de Elba y conforma un ejército’…; ‘Bonaparte avanza hacia París’…; ‘El Gran Capitán, nuestro amado Napoleón Bonaparte, es esperado hoy por su fiel pueblo parisiense’…»
¡No más dictadura en Cuba!