Por Adalixis Almaguer
Miami.- Estamos hechos de retazos. Partes que heredamos de los nuestros escritas en la sangre, porciones que nos va regalando la experiencia para apuntalarnos los huesos, pedazos que guardamos de las personas que nos han acompañado tramos en el camino, fragmentos que nos copiamos en la piel a veces sin saber de todo lo que nos roza, de todo lo que nos toca, de todo lo que nos golpea.
Trozos que hemos ido recogiendo como quien amuebla una casa, la ecléctica decoración de un día tras otro, la cotidianidad que respiramos.
Guardo retazos de hilos desde hace muchos años, sobrantes de todo lo que he tejido con los que hago pequeños proyectos. Ahora que tengo espacio los he clasificado por tipo y por color. Los he catalogado, además, para que me sea más fácil buscarlos y combinarlos.
Hay retazos de hilos que voy a evitar siempre porque tienden a enredarse, otros porque se resisten a las agujas y termino con los dedos adoloridos, algunos porque se ven muy bonitos pero luego lavas lo que has diseñado y no retienen la forma, se despeluzan, algunos hasta cambian de color.
¡Trato de aprender a hacer lo mismo con la vida!
