Por Ramón García Guerra ()
La Habana.- Esta fue mí respuesta ante la pregunta que hizo alguien en relación a mí contribución o no a la ayuda humanitaria que se organiza de modo espontáneo por grupos de cubanos y sin participación del Gobierno, con la intención de mitigar los daños causados por el huracán que ha asolado la región oriental de la Isla.
ÉL: ¿Y ya tú mandaste tu ayuda para los damnificados en Guantámamo? Hasta Cristo entregó su cuerpo y su sangre en el mítico pan y vino.
YO: Imagino que si Ud. hizo su contribución en la ayuda humanitaria que necesitan los compatriotas en la región oriental, debe de sentirse satisfecho consigo mismo. Tendría Ud. motivos para ello porque hacer eso lo convierte en una mejor persona. Tampoco sé si tiene la autoestima dañada y busca un reconocimiento por ser tan buenagente; pero si esa es su situación, lo entiendo, porque esa es la norma en Cuba después de tanto ninguneo del Gobierno por tanto tiempo. Luego creo que su Obra de caridad (actitud tan pequeño burguesa) no sería completa si Ud. no denuncia las causas de la precariedad que afecta a esos compatriotas que merecen hoy nuestra compasión y solidaridad. ¿Sabe Ud. que la política de redistribución de la renta que aplica el Gobierno hace que el 60 por ciento de los recursos del país se inviertan allí dónde vive el 20 por ciento de los cubanos? Explica eso que la estratificación de la riqueza y la segregación de los territorios hayan llegado a extremos. Finalmente esa política hace que un habanero valga por siete guantanameros o por tres cienfuegueros. Díganos si Ud. ha dicho algo al respecto en su Asamblea de rendición de cuentas del delegado del Poder Popular.
Nota: Luego en mí caso, no se preocupe; soy esclavo de mis palabras. Acabo de regresar de España, como antes regresé de todas partes. Porque es aquí dónde se deciden los destinos de Cuba y los cubanos.