LAS MIL FORMAS DE OPONERSE AL CASTRISMO

CUBALAS MIL FORMAS DE OPONERSE AL CASTRISMO

Por Ernesto Ramón Domenech Espinosa ()

Toronto.- La dictadura Castro-fascista en Cuba sabe que la hora final estÁ cerca, que ya no cuenta con mayorías dentro del Pueblo que respalden su ineficiencia, su corrupción, su mentira, su represión. Sólo le queda apelar al chantaje, al miedo, a la violencia que puedan ejercer sus mandos policiales y militares.

Tampoco en el exterior tiene la «robolución» la cantidad y variedad de cómplices que antes siempre tuvo para promover su Propaganda y su Discurso IdeolÓgico. Ha perdido protagonismo en el arte y el deporte; las películas y canciones que hoy resuenan por el mundo, los deportistas que han decidido emigrar, apuntan al desprestigio y la ruina de un régimen que sólo se sostiene a base de bayonetas y celdas de castigo.

El castrismo se sabe débil, tiene miedo, ya no son tan fuertes como antes, todo el mundo sabe la verdad de nuestra tragedia, la internet terminó con el control absoluto de la información. Sabe la dictadura que el 80 por ciento, o más, de los ciudadanos sienten un profundo desprecio y rencor por esa dirigencia que, desde la comodidad y el lujo, sigue exigiendo sacrificios y horas de trabajo esclavo en medio del hambre, la escasez, la violencia, la falta de medicamentos y los terribles apagones.

Nos queda el empujón final que termine de una vez y para siempre con estos 65 años de sufrimiento, agonía y desesperanza. ¿Cómo hacer para que caiga el castrismo? Todos nos preguntamos lo mismo. La solución está en nosotros, no esperemos que otro país, gobierno u organización internacional al estilo de la inservible ONU hagan algo. Lo tenemos que hacer nosotros.

La oposición al castrismo se puede hacer de mil maneras, cada cual que ponga lo suyo, lo que sea. Y todo cuenta en esta pelea por Cuba libre. No hay que subestimar nada ni a nadie, y sobre todo, no es tiempo para cansarse, para renunciar, para tirar la toalla. No nos vamos a rendir nunca.

Los que estamos afuera, tenemos que seguir informando, animando y ayudando a los que están dentro, pedir a nuestros familiares y amigos que no cooperen con el sistema, que no sean cómplices de la infamia.

Los que estamos fuera podemos utilizar las redes sociales para denunciar, para protestar, para visibilizar los abusos y maltratos. Los emigrados y exiliados podemos seguir protestando en las principales ciudades del mundo, poniendo demanda en los tribunales internacionales, no comprando productos (Ron, Tabaco, Café) made in Cuba, hablando con nuestros compañeros de trabajo y vecinos para explicar la situación del país y para pedir que no viajen a la isla.

La fuente principal de financiamiento del castrismo son las remesas y los contratos de profesionales de la salud en decenas de países y que son utilizados como mano de obra esclava. Se puede ayudar a la familia, se puede mandar dinero a la isla para la compra de alimentos y medicinas, pero evitemos mandar dinero extra para fiestas, restaurantes, hoteles, alcohol, cigarros.

Se puede ir a Cuba a ver el ser querido que está enfermo, el padre anciano, pero no vayamos a vacacionar al país de donde nos expulsaron. No regalemos el dinero a esas agencias de carros, taxis y hoteles que no lo utilizan para comprar alimentos y ambulancias sino cámaras de control y carros de policías.

Los cubanos de adentro pueden hacer una resistencia pacífica: No asistir al trabajo, a la escuela ni a actos políticos, no delatar al que hace oposición, no apoyar el discurso oficial de la violencia. Poner un cartel, hacer una protesta, decir ‘No’ en una asamblea, exigir soluciones a los dirigentes, todo cuenta.

También informarse, hacer un chiste, una canción, colgar una foto, buscar la Fe que nos han quitado. La Iglesia, la familia, los amigos, la fe, tienen que ser puntos de encuentro, de unión entre cubanos.

No pensemos que estamos solos en esta pelea por Cuba Libre, los que deseamos el cambio y una nación próspera y democrática, a pesar de nuestros defectos y divisiones, somos mayoría, de eso estoy convencido.

El miedo, nunca he sido un valiente, se puede superar. La libertad y la vida son regalos divinos que debemos defender.

El grito de un hombre o una mujer vale más que el silencio de millones.

 

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