Por Tania Tasé ()
Berlín.- Entiendo que tengo patria cada vez que un cubano que tiene algo de comida, la comparte con los que no tienen.
Entiendo ese concepto cuando un cubano avisa que tiene electricidad e invita a los que no la tienen a su casa, a cargar sus dispositivos.
Siempre que uno comparte su medicina con otro, en lugar de vendérsela, no me siento sin patria.
Cuando uno de occidente se preocupa porque los de oriente se enteren del ciclón que los amenaza.
Entiendo Cuba como patria cada vez que un cubano le grita «cúbrete la cara » a otro que está sonando los calderos en la calle.
Mientras que un solo cubano levante la vista y la aparte de su propia desgracia para dirigirla a la de su hermano, y lo agarre de la mano para que se sienta menos solo, tendré Patria.
Mi patria se parece mucho a la esperanza.
Y solamente redescubro la esperanza cuando los veo ayudándose en medio de tanto dolor.
Los cubanos solidarios no lo notan, pero andan salvando las vidas de otros. La mía también.
No me gusta citar a Martí más que para decir esto: Patria es humanidad.
La solidaridad rescata lo que nos queda de humanidad en nuestras almas maltratadas y cansadas.
