Tomado de MUY Interesante
Las bajas, el mal tiempo y la inferioridad numérica no impidió que los ingleses vencieran en Azincourt, la batalla más cruenta del medievo.
Madrid.- Se libró el 25 de octubre de 1415 y fue uno de los enfrentamientos más violentos de la Guerra de los Cien Años que opuso a Inglaterra y Francia. La batalla de Azincourt fue liderada por el monarca inglés Enrique V. A pesar de su inferioridad numérica, Enrique V utilizó todos los recursos tecnológicos y tácticos a su disposición para conseguir vencer a un enemigo superior en número. En especial, a la destreza de los arqueros ingleses armados con el longbow o arco largo.
Escena imaginaria de la batalla de Azincourt. Fuente: Microsoft Designer/Erica Couto – La batalla de Azincourt que enfrentó a ingleses y franceses en el medievo
Una batalla en una larga guerra
La batalla de Azincourt tuvo lugar en el contexto de la Guerra de los Cien Años, un conflicto de larga duración que enfrentó a Inglaterra y Francia, intermitentemente, desde 1337 hasta 1453. El conflicto armado fue consecuencia de las disputas por los derechos dinásticos y territoriales en el territorio francés. La dinastía de los Plantagenet, que gobernaba Inglaterra, había reclamado para sí tanto territorios franceses como el derecho a ocupar el trono del reino galo.
La batalla de Azincourt en un manuscrito francés del siglo XV. Fuente: Wikimedia
En 1415 y recién ascendido al trono, el soberano Enrique V de Inglaterra decidió relanzar las aspiraciones inglesas y reclamar su derecho a la corona francesa, a la que creía tener derecho por ascendencia materna. Así, en agosto de 1415, el monarca inglés desembarcó en Normandía con un ejército de unos 11.000 hombres con la intención de conquistar la ciudad portuaria de Harfleur.
La maniobra militar resultó exitosa, pero los ingleses pagaron un coste muy alto. La disentería y las muertes producidas durante el combate redujeron el número de efectivos, que ascendían entonces a unos 6.000 soldados. Debilitado por las circunstancias adversas, Enrique decidió, entonces, retirarse a Calais.
La mañana de la batalla de Azincourt, un cuadro de Sir John Gilber. Fuente: Wikimedia
El camino hacia el enfrentamiento en Azincourt
Durante esta retirada, una fuerza francesa mucho más numerosa, comandada por Carlos de Albret y Juan Le Maingre, interceptó al ejército inglés. Se estima que entre 20.000 y 30.000 hombres formaban las filas del ejército francés, compuestas por una sección de infantería y por caballeros bien armados. Todo parecía estar en contra de los ingleses.
Uno de los aspectos más debatidos de esta batalla concierne el número de combatientes que integraban ambos bandos. Las crónicas inglesas tienden a exagerar al alza el número de soldados franceses, mientras que las fuentes francesas, por el contrario, suelen minimizar las bajas sufridas. La historiadora Anne Curry, autora de una monografía sobre la batalla, ha sugerido que, aunque los ingleses estaban claramente en desventaja numérica, la diferencia no resultaba tan abrumadora como algunos relatos ingleses afirman.
El arco largo le aseguró a los ingleses la victoria. Fuente: Wikimedia
El despliegue militar y las tácticas de los ingleses
Uno de los factores que determinó la suerte de la batalla de Azincourt se encuentra en el terreno en el que se libró la contienda. El campo de batalla era estrecho y rodeado por bosques, lo que restringió el movimiento y la capacidad de maniobra de las tropas francesas y, por el contrario, favoreció a los arqueros ingleses.
Enrique situó a su ejército en una línea defensiva con arqueros en los flancos protegidos por estacas afiladas. Equipados con el famoso arco largo, los arqueros ingleses jugaron un papel decisivo en la batalla. Eran soldados ligeros que podían moverse con gran rapidez, mientras que la caballería francesa, pertrechada con pesadas armaduras, gozaba de una agilidad y capacidad de reacción mucho menor.
Los franceses quedaron atrapados en un área reducida y fueron incapaces de maniobrar correctamente. A medida que avanzaban sobre el terreno fangoso, vieron cómo su posición se volvía cada vez más vulnerable a los proyectiles de los arqueros ingleses, cuyos disparos conseguían perforar las armaduras de los caballeros franceses. Atrapados en el barro, los caballeros galos quedaron a merced de los arqueros y de los ataques cuerpo a cuerpo. A pesar de estar numéricamente en desventaja, las fuerzas inglesas sufrieron pocas bajas y lograron infligir al ejército francés devastadoras.
La victoria se explica por la destreza militar de los ingleses, pero también por la incompetencia táctica de los comandantes franceses, quienes no supieron aprovechar su superioridad numérica. El exceso de confianza de los galos, combinada con la falta de coordinación, resultó desastrosa. Enrique V, por su parte, supo mantener la moral de sus tropas y explotar al máximo las debilidades de sus oponentes. La victoria en Azincourt consolidó su reputación como líder monárquico y llevó a un punto decisivo en la Guerra de los Cien Años.
Recreación fantasiosa de la batalla de Azincourt. Fuente: Microsoft Designer/Erica Couto
Resultados de la batalla de Azincourt
La batalla supuso una debacle para Francia. Se estima que más de 6.000 franceses murieron, incluidos muchos nobles y caballeros de renombre. Entre los muertos se encontraba el propio condestable Carlos de Albret. Muchos otros nobles fueron capturados. Las bajas inglesas, en cambio, fueron relativamente bajas, en torno a 400 hombres.
Para Francia, la derrota de Azincourt debilitó aún más un reino ya dividido por facciones internas, lo que permitió a Enrique V seguir su campaña con éxito en los años siguientes. Para Inglaterra, la victoria fortaleció la posición de Enrique V en las negociaciones diplomáticas y condujo finalmente al Tratado de Troyes en 1420, por el que se le nombró heredero del trono francés.
La batalla de Azincourt en un manuscrito de finales del siglo XV. Fuente: Wikimedia
Desde un punto de vista político, la victoria de Enrique reforzó su estatus, lo que llevó a un corto periodo en el que los reyes de Inglaterra estuvieron a punto de gobernar tanto Inglaterra como Francia. Sin embargo, este dominio resultó efímero. A la muerte prematura de Enrique V, en 1422, su hijo y heredero de ambos reinos Enrique VI fue incapaz de mantener el control sobre Francia.
En términos militares, la victoria inglesa supuso un testimonio de la capacidad bélica del arco largo y de cómo las circunstancias coyunturales vencieron a la mera superioridad numérica. También marcó el fin de la caballería pesada como la fuerza dominante en el campo de batalla, una lección que los ejércitos europeos aprenderían en los años venideros.
