Por Anette Espinosa ()
La Habana.- Si ves a alguien en las redes con la foto de perfil sin camisa, no tengas dudas de que es cubano. Como son de Cuba aquellas casas donde se ven muebles de madera, con respaldar de pajilla, o calles llenas de basura, y cocinas con vasos plásticos, hechos por un artesano cualquiera que ha derretido cualquier cosa para darle forma a algo en el que alguien pueda tomar agua, que no leche, porque no hay.
Si ves unos ancianos cabizbajos sentados a la entrada de la casa, con un par de periódicos en las manos en un intento desesperado por venderlos, aunque nadie los compre, son de Cuba. Como son de Cuba las colas enormes en los escasos cajeros electrónicos para sacar dinero, o para cobrar jubilaciones en los bancos.
De Cuba son esas fotos de calles abarrotadas de escombros, o llenas de huecos en los que cabe un vehículo, o los alarmantes salideros, lo mismo de agua potable -o supuestamente potable- que de albañales.
Son de la isla todas esas publicaciones en las que vez a personas poniendo anuncios porque necesitan un medicamento urgente. Ese «pago lo que sea por un spray de salbutamol», es una exquisitez cubana, porque en los otros 200 países del mundo eso está abarrotado en las farmacias.
De Cuba son esos periódicos, de papel o digitales, donde lees 20 titulares y te parece que todos son mentiras, que nacieron de la imaginación enferma de un loco, de alguien que cree que porque está escrito lo van a creer.
Son de Cuba, únicamente, esos niños a los que obligan a decir que serán como el Ché, cuando lo que ellos, y sus padres, lo único que quieren es una oportunidad para largarse, aunque para eso tengan que abandonar la casa por las que trabajaron los abuelos más de media vida.
Nadie en el mundo dice que es Ronald Reagan, Mahatma Ghandi o Joao Figueireido, pero hay un país, Cuba, donde ves a algunos posteando que son Fidel. Cada vez que leas «Yo soy Fidel», eso solo pudo haberlo puesto un cubano, por más que algún europeo -o europea- medio loco, vaya por el mundo proclamando todo lo bueno que le dijeron que hizo el ya muerto tirano cubano.
Si ves policías corruptos, no necesariamente tienen que ser de la isla, porque los de esa clase se dejan sobornar en medio mundo, pero si ves a uno sacándole la gasolina a la patrulla para venderla, ponle el cuño, que ese es cubano.
Si el vecino de tu casa, es médico y monta bicicleta para hacer ejercicio, puede ser noruego o húngaro, pero si usa la bici para ir al trabajo, justo en un día que tiene que operar a alguien a corazón abierto, no preguntes, vives en Cuba, porque los galenos de la isla comunista son los únicos que no tienen en qué moverse, cualquiera sea el rango científico que tengan.
Cuando veas vídeos de cumpleaños con canciones infantiles, piñatas, niños jugando en un patio o en una habitación, puede ser en cualquier lugar, lo mismo en Argentina que en Zambia, pero si ves una mesa con botellas de ron y reguetón de música de fondo, no preguntes, estás en la tierra de Díaz-Canel, que es como decir la tierra de los Castro, porque multiplicaron las caballerías de Birán por las de toda Cuba.
Si de pronto tomas un bus por una autopista y ves, aunque el país sea un desierto, plantaciones a un lado u otro, puedes estar seguro de que no estás en Cuba. En Cuba no hay carreteras, los ómnibus son una rara avis, y los campos solo están poblados por marabú.
Si hablas con un anciano y te dice que con su jubilación no puede comprar ni medio cartón de huevos, estás en mi país. No hay otro igual.
Si ves un aula sin maestro, con la pizarra rota, y niños con cara de no haber desayunado, no investigues, es lo que un día fue La Perla de las Antillas.
Si vas por una calle y ves a dos o tres personas hablando de política, y se callan cuando vas a pasar, o cambian la conversación, puedes vivir convencido de que estás en Cuba, donde no se puede criticar al sistema ni a los gobernantes, que son poco menos que dioses, protegidos por la ley y sus ejecutores, incluso por los agentes de la tristemente célebre policía.
Cuando veas en una esquina uno con cara de anormal, con camisa de cuadros, recostado a una moto, no preguntes qué hace, te lo digo yo: es un seguroso y está cazando a alguien para mandarlo a alguna mazmorra.
Por cierto, si el presidente de tu país es un tonto útil, barrigón, aunque no tanto como el primer ministro, y no se le ocurre nada, no te esfuerces en averiguar donde vives, estás en Cuba.
Y por último, si entras a las redes y ves a alguien sin rostro defender a un gobierno, puedes apostar que no es al de Putin, ni al de Pedro Sánchez y mucho menos al de Estados Unidos… esos que se esconden en perfiles falsos para defender causas perdidas son clarias, y donde único viven es en Cuba.
