Por Jorge Menéndez ()
Cabrils.- Cuba es un país en la más absoluta miseria, cayéndose a pedazos por doquier, con montañas de basura pestilente, avenidas convertidas en caminos, sin luz y sin comida, y casas cayéndose también.
Esa es nuestra realidad, pero, más allá de ella, nos hemos convertido en un foco mundial de interés para aquellos que quieren ver cómo un país entero se consume en vida, y no por los atractivos de la arquitectura, la naturaleza, o las bellezas que pueda atesorar.
Por mucho que el gobierno se esfuerza en realzar el turismo, cada año decrece la cantidad de visitantes, que se sostenía básicamente con los viajes del turismo canadiense y el de la comunidad cubana en Estados Unidos.
Cada vez son menos las líneas aéreas que vuelan a la isla, y los cubanos que viven en Estados Unidos han preferido gastarse su dinero en sacar de Cuba a sus familiares, ahora que el parole lo permite.
Por otra parte, cada vez son más los creadores de contenidos que asumen el riesgo de ir a Cuba para filmar los horrores de un sistema que pretende sólo mostrar bondades que no existen, y en este caso, serás declarado enemigo de la Revolución, o de trabajar para un gobierno extranjero, o de ser un asalariado del imperio como está escrito en la mentalidad cavernícola socialista, en caso de que te sorprendan en esas funciones.
Hace unos días, una pareja de peruanos de vacaciones en Cuba, primeramente fue sometida a un interrogatorio en el aeropuerto, y a los pocos días la policía los paró en La Habana Vieja por filmar las desvencijadas calles y sus construcciones, las montañas de basura por doquier y los cráteres hasta en las avenidas.
Al llegar a su hotel los esperaban para deportarlos, así sin más. Y en ninguno de los casos se procedió a comunicarlo a su embajada, ni tuvieron la presencia de un representante legal, como es normal en cualquier país, pero no en Cuba.
En fin, ya se podrán imaginar el susto de los peruanos y lo que van a publicar de Cuba cuando lleguen a su país.
Cuba es ahora mismo un latifundio, donde degenerados del régimen se brindan por una porquería de salario a reprimir a los que no piensan igual, incluyendo a turistas extranjeros que solo quieren ver la realidad de las cosas que se cuentan.
Mientras, es cada vez más raro que las personas tengan corriente, cosas que comer, transporte, o que veas casas en buen estado, y que te encuentres una calle sin baches y sin basura.
Ese es el atractivo turístico cubano, más allá de los varaderos y el mundo paralelo que el gobierno quiere construir y que, aunque no lo deseen, estará rodeado de miseria. Por lo cual vale preguntarse para qué lo quieren esconder.
Algún día, y no muy lejano, veremos un rascacielos en J y 25, en el Vedado, rodeado de basura pestilente, porque esa es nuestra realidad y mientras esté este gobierno, tendremos que asumirlo.
Cuba necesita de un giro total en su sistema, en sus relaciones de producción, pero sobretodo perder el miedo a hacer cosas nuevas que rompan con el presente al que el gobierno actual nos tiene sometidos.
Nuestro país es una vergüenza, y cada vez tiene menos que ofrecer a los turistas, los cuales cada vez -también- son más escasos, pero lo más triste no es lo que vean los extranjeros que visiten la isla, sino lo que vivimos los propios cubanos, sobre todo los de adentro, que ya no toleran una más y se marchan de su país por el simple hecho de que no se les permite vivir en él.