Por Arturo Mesa
Atlanta.- En el año 2020 ya estábamos en una enorme crisis productiva cuando llegó la Covid. Económicamente hablando fue un momento de sosiego para los dirigentes, pues todo podía ser justificado intentando resolver el problema epidemiológico.
Aplaudíamos a nuestros médicos y soportábamos una crisis más. Después se desató el caos. Recuerdo que por mi trabajo como guía me gustaba llevar cifras del PIB, de las producciones, las exportaciones, etc. solo para lucirme con mis clientes. Posteriormente se dio la orden de esconder la bola, porque las cifras eran insostenibles para cualquier análisis de mejoras.
Se empieza entonces a hablar del por ciento del PIB en comparación a años anteriores y se omiten muchas cifras, aunque alguien cometió el error de anunciar que la pandemia redujo el PIB a un menos 13 por ciento (quien lo anunciara supongo esté preso todavía). Las producciones nunca se recuperaron, ni los planes, ni los decretos, ni el ordenamiento, ni Murillo con toda su prepotencia expositiva como si la solución estuviera en sus ilustres teorías.
A partir de ese entonces se empieza a hablar de crecimientos del PIB en porcientos; un uno por ciento, 1.6, 2.2 y así, pero como el que inventó el juego hizo la trampa, omiten decirte que un crecimiento de un uno por ciento contra un PIB de un menos 13 por ciento es en realidad un decrecimiento de un menos 12.
Lo mismo sucede cuando te hablan de huevos, carne, leche, viandas etc. Jamás te dirán las cifras obtenidas en un punto inicial digamos antes del 2020. Huevos, por ejemplo: dos millones de unidades de 10 millones que se lograba con anterioridad. El cerdo abastecía a toda la población y se mantenía a unos 35-40 pesos la libra en el agro o casi dos cuc. Malanga, boniato y plátanos a la pata’, incluso para una población de 11 millones más cuatro millones de visitantes.
La manipulación de la información oficial hay que buscarla en cada noticia, porque allí está, esperando que el bobo de mi tío asienta y me diga: ¿viste, Arturito, que sí se avanza?
Ahora bien, las cifras que sí dan para que se lleve uno la idea de que se trabaja, son las cifras de reuniones, acciones de gobiernos, visitas, asambleas, y acuerdos que no resuelven absolutamente nada (tómese de ejemplo las doscientas y tantas medidas de la agricultura desde el 2020) y que te mantienen creyendo que sí hacen algo para justificar sus salarios, autos, oficinas, protocolo, seguridad y meriendas a partir de un supuesto presupuesto “estatal” –como le dicen-, al que verdaderamente el Estado no aporta ni este medio.
Cero resultados. Y supongamos que en verdad se reúnen y se fajan –algo no creíble mientras un Partido Comunista rija los destinos de la nación-; aunque lo hagan, de qué me sirve a mí que Zinedine Zidane tome las riendas del Real Madrid si no me gana La Liga. O Xavi las del Barcelona.
El progreso, como dice la palabra, viene de avances, mejoras y saltos en calidad de vida, algo que no existe en Cuba desde el 2020. Mientras el mundo habla de salarios, viviendas y mercados, en Cuba la imagen te muestra un parque que visitó Diaz-Canel, o un vertedero recogido, cuando no un señor de 90 años en un surco enseñándoles a los productores cómo producir.
Se mantienen los ministros, viceministros, primer ministro, presidente, partido etc., y sus acciones no representan un solo avance para el cubano de a pie. Por si fuera poco, no solo consumen nuestro exiguo presupuesto, o desvían ingresos hacia el turismo, también emigran, piden asilo, mandan a sus hijos a Europa, se corrompen, se quejan, nos gritan que hay que ahorrar, nos acusan de contrarrevolución y van destruyendo a diario lo que existía y que al menos nos permitía soñar con algún tipo de futuro. Ni en tres éxodos salió tanta gente de Cuba.
Si usted alguna vez se sintió revolucionario y ya no, permítame asegurarle que no somos precisamente nosotros los no revolucionarios en esta ecuación, es decir si el gobierno ha hecho tanto para destruir la felicidad, son ellos los contrarrevolucionarios y usted sigue siendo el mismo.
Emigramos, sufrimos carencias, falta de agua, de electricidad, de recogida de basura, falta de transporte, se acusa al que critica, se nos amedrenta conque las calles son de los revolucionarios, y la sonrisa se va apagando en la isla, porque 289 acciones del partido, 58 leyes y 76 decretos no logran colocar en el mercado una sencilla libra de cerdo a menos de la mitad del salario mínimo en la isla, ni se logra que a tu hijo se le vaya la idea de irse pa’l c… y jamás luchar por el país, que lo vio nacer.
Pero para el mundo, Cuba sigue siendo un faro de luz, porque el mundo no ha comprendido la ineptitud del gobierno para comenzar una trayectoria de recuperación, porque el mundo ve al bloqueo como el principal obstáculo, como les hace creer la presidencia y el Partido. Ese Partido que habla de PIB de producciones y futuro y engaña a la opinión pública internacional y es sin lugar a dudas el verdadero mayor obstáculo al retorno del camino de desarrollo en Cuba. Y por si fuera poco, están decididos a tomar las calles, violentar y encerrar a cualquier indefenso molesto por 24 horas de apagón.
¡Díganle ahora al Necio que venga a leer y refute!