AÑO 2024

CUBAAÑO 2024
Por Laritza Camacho
La Habana.- ¡Tierra a la vista!
Como cada octubre, el grito ancestral hizo que El Almirante estirara sus huesos y se pusiera de pie para revivir viejas hazañas…
– Triana ¿Estás seguro que llegamos? – dijo Colón, incómodo y asombrado.
– Tan seguro como carabela lejos de huracán. Se repite la proeza, somos los descubridores del Nuevo Mundo, un mérito sólo suyo, por cierto…¡Gloria, gloria al Almirante!
– Pues a mí no me parece tan nuevo.
– Abra los ojos señor, es tierra de las indias de América.
En ese punto a Colón le brilló la mirada.
– ¡Ah, las indias! …¿Dónde están?
– Las extinguieron, señor, y luego extinguieron también a los negros africanos y luego a todo el que vino atrás.
– ¿Y qué día es hoy, 12 o 27?
– Es 12, pero previendo un problema con el visado, el permiso de entrada al territorio y cualquier incongruencia histórica, hemos empezado nuestro recorrido por la perla, el lagarto brillante del Caribe, donde una vez descansaron sus ilustres restos ¿Recuerda?
– No se a lo que llamas descanso, pero recuerdo…lo que pasa es que no me ubico, no veo nada igual.
– Pues todos andan esperando su famosa frase «esta es la tierra más …»
– ¿Es esta? ¿Estás seguro, Triana?…
– Sí, mi almirante, le cuento… su gente, igual a nosotros, le ha dado la vuelta al mundo.
– ¿Como marineros?
– También, pero sus barcos son puro invento
-¿Siguen usando canoas?
– Es difícil de explicar…
Triana trató de actualizar al almirante sobre la historia y los sucesos de los últimos años, mientras Colón se llevaba las manos a la cabeza sin salir de su asombro…
– ¿Esto es Cuba, la tierra más hermosa que ojos humanos han visto?
Lanzó la frase al aire, con toda la teatralidad que llevaba el momento y luego, un poco incómodo por el silencio de los nativos, pidió una cerveza Hatuey bien fría para celebrar el encuentro entre las dos culturas…
– ¡Se quemó!
… soltó Triana, casi sin pensar…por suerte nadie notó que se refería al almirante y no al cacique de marras. También se cuidó mucho de aclarar que el alma del gran Hatuey era la única luz que se prendía en Yara y en medio del apagón salió a buscar cualquier cerveza foránea, bomba y carísima para «celebrar».
Hay días que no se pueden pasar por alto.

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