Por Fernando Clavero ()
La Habana.- Es tan grande la crisis en Cuba que el gobierno, en su afán por vender una imagen de éxito, ha festejado un título mundial en Cuatro Esquinas, esa variante ridícula del béisbol que jugamos todos alguna vez, más los que no teníamos un campo cercano donde agarrar un bate y poner unas almohadillas.
Que hayan ido al Mundial no me parece mal. Al final, es el único deporte de equipo en el que pueden ganar algo, pero el torneo no fue en México o en República Dominicana, sino en el lejano Hong Kong, hasta donde se necesitan más de 20 horas en aviones y pasajes carísimos para llegar.
Pero, incluso eso es perdonable. Los jugadores entrenaron, se prepararon, y es justo que hagan el viaje, compitan y ganen. Pero nada más. Porque un Mundial de Cuatro Esquinas es como uno de dominó o dama polonesa, que solo les interesa a los que lo juegan, porque nadie va a ir a verlos jugar. Y me consta, porque he jugado mundiales de dominó sin público alguno en la sala de competencias.
Hay algo, sin embargo, que me llama la atención: a Hong Kong mandaron a un periodista. Y no, no fue Oscar Sánchez, el que de seguro ustedes estaban pensando. El «empático Oscar, hijo de papá, y el hombre que ha sobrevivido a más directores en la historia del diario Granma, está para cosas mayores. A él lo reservan para el Clásico Mundial, o tal vez para el Premier 12, que se jugará pronto con muchos peloteros que juegan en participan foráneas.
Tampoco enviaron a Joel García, que ahora es director de Trabajadores y articulista de Cubadebate, donde se encarga de arremeter contra Estados Unidos, a cambio de una suma de dinero que nadie conoce, porque el periódico digital que dirige Randy Alonso es el único medio cubano que se autofinancia, por una estrategia gubernamental que obliga a las empresas a pagar por unos anuncios ridículos.
El hombre es Duanys Hernández, un periodista de Jit, el periódico del INDER, habitual en el programa Bola Viva, un intento de show de tv, que se queda en el ridículo cada día, no solo por la forma en que lo conduce la papa sin sal de Hernández Luján, sino por los panelistas, entre los cuales está Hernández (Duanys), que no tiene cara de haber jugador béisbol jamás, y a quien lo mata, incluso desde Hong Kong, el provincianismo barato.
El chico, o el hombre, porque ya debe andar por los 40 y tantos años, no se ahorró un minuto en intentar darle bombo al título en el Mundial de Cuatro Esquinas. Mientras, desde La Habana, lo animaban constantemente a darle color a todo aquello, porque un país que solo sufre reveses, en la vida sobre todo, necesita destacar los triunfos, aunque sea en Quimbumbia. Y el muchacho hizo caso.
En medio de todo eso… un «vecino» de la circunscripción donde vive el impuesto presidente, Miguel Díaz-Canel, tomo por «casualidad» una foto de la asamblea de rendición de cuentas a la que asistió el mandatario y su distinguida esposa. Según la foto: había corriente. Y tampoco nadie se ha quejado de que no haya comida, ni nada con qué cocinar, porque salvo en La Habana, alguna cabecera de provincia y algún sitio bendecido, los cubanos no tienen más remedio que preparar sus alimentos con corriente, aunque tengan que despertar a las dos de la madrugada, cuando llega el fluido, después de hasta 15 o más horas sin él.
Por eso es importante lo del Mundial de Cuatro Esquinas, aunque nadie sepa qué es. Por eso es importante también todo lo armado alrededor del Taiger, porque eso desvía la atención de los verdaderamente importante, que es la crisis generalizada que vive el país, y de la cual no se sabe mucho en el mundo, ni se habla en el país, porque los que dirigen creen que todo está bien, que Cuba anda sobre ruedas, al extremo de que se permite mandar un equipo de Cuatro Esquinas a Hong Kong, y toma, por casualidad, una foto de un elector, de una asamblea de rendición de cuentas a la que asistió el presidente y su esposa.
¡Cosas veredes…!
(Por cierto, como no podía ser de otra manera, Diaz-Canel envió un mensaje de felicitación al equipo campeón mundial, y orientó que le prepararan una jabita con «cositas para todos, incluyengo a Duanys Hernández»)