Por Juan Carlos Reyes Diaz ()
La Habana.- Este es uno de los hechos historicos más curiosos de la historia cubana. El misionero catalán Antonio Maria Claret fue protagonista de una profecía que cambiaría el destino del pueblo cubano para siempre.
Claret, con una gran hoja de servicio en la iglesia, llegó a Cuba cerca de 1850, y fue nombrado Obispo de Santiago de Cuba, aunque visitó varias ciudades en la isla, desarrollando un excelente trabajo de evangelización.
El misionero solía recorrer la Sierra Maestra en su burro para ayudar a los pobres y esclavos de la zona.
Por aquella época se hizo conocida su profecia que lo uniría a la historia cubana para siempre. En una ocasión sufrió un desmayó, mientras recorria la Sierra Maestra y comenzó a entrar en un estado de trance ante la miradas atonitas de sus acompañantes.
Claret comenzó a relatar sobre un joven que vendría de la ciudad y pasaría
un corto tiempo cometiendo hechos muy alejados de los mandamientos de Cristo:
«Habrá inquietud, sangre y desolación. Este hombre bajará de las estribaciones de la Sierra con barba y muchas veces fumando un puro en compañía de muchos seguidores.
«Será recibido con entusiasmo por el pueblo, al cual engañará, lo dividirá y lo dejará sumido en la agustia con mucho dolor y sangre. Este joven gobernará por medio siglo y habrá mucha sangre y el país quedará desvastado», profetizó.
Antonio Maria Claret fue in incansable luchador contra la esclavitud y medió en el conflicto cubano-español al comenzar la gesta de 1868.
En una ocasión, en Holguin, sufrió un atentado cuando fue atacado con una navaja, que le provocó varias heridas. Después de este incidente le escribió al Papa para que fuera removido de su puesto en Cuba.
Murió en octubre de 1870 y fue beatificado por la Iglesia Católica en 1950.