ME PREOCUPA EL OÍDO DE ESTOS INFIELES

LECTURASME PREOCUPA EL OÍDO DE ESTOS INFIELES

Por Ulises Toirac ()

(12 de diciembre Año del Señor 1492 del Descubrimiento Decisivo)

La Habana.- He quedado maravillado de estos infieles que pueblan Cuba por mucho que mis experiencias con sus iguales de La Española son vastas. Acá se les parecen, pero son más… diferentes de nosotros.

De la mucha naturaleza tengo poco que decir porque grande semejanza tienen las dos islas, pero los indios son el doble de ruidosos. Y eso que los de La Española no son nada silenciosos.

Sus fiestas paganas, que ellos llaman «areíto» son alegradas por un toque de tambores con palos que suenan con un «tun-tucutun-tá…tun-tucutun-tá…» al que llaman reguetón y es interminable. Nada de melodías salvo la pobre que acompaña sus voces repitiendo alguna frase una y otra vez por un coro de dos o tres indios. Y hablan sobre ese ruido, ellas y ellos, haciendo grandes gestos con las manos mientras beben mieles de caña fermentadas. Puede estallar la cabeza en uno de estos areítos.

Aborígenes de Cuba - EcuRedTienen un juego muy curioso al que llaman «batos», consistente en no dejar caer una pelota al piso, golpeándola con las coyunturas de brazos y piernas, los hombros, las caderas y la cabeza. La pelota es un macizo pesado que contiene una piedra redonda pobremente vestida de fibra vegetal y como es de suponer, cada golpe a la pelota es acompañado por un quejido alto y a veces muy exagerado. O a mi me lo parece. Las discusiones por determinar las jugadas son igualmente ruidosas. Y han hecho «peñas» que reúnen seguidores de un equipo u otro y a veces ni siquiera importa el juego… lo más importante es la discusión.

Como no cultivan ningún tipo de planta ni crían animal alguno, van por los bosques encontrándose las frutas que se comen, que son muchas porque no se han inventado las cooperativas ni se han puesto en vigor las leyes revolucionarias, y a cada hallazgo estos infieles lo bautizan con gritos de jolgorio que se escuchan a mucha distancia.

Los pájaros, que también son muchos, les responden haciendo una algarabía estruendosa. Y estos infieles jodedores juegan con esas aves y las provocan nuevamente solo para escuchar otra vez el graznido infernal que producen. A veces las ganas de joder son tantas, que solo se comen un mango en todo el día, en la comemierduría de escuchar una y otra vez a las aves. Los quiero a estos inditos, pero están locos de remate.

1PRO 16 Tripa Ok.qxpLo único que cazan estos mamalones son patos y jutías. De la cacería de las jutías hablaré poco porque es cruel: las corretean por los montes y cuando se esconden en sus madrigueras, las hacen salir listas a morirse solo a base de gritos. Creo entender que en su lengua salvaje les gritan cosas como: «Sale si eres hombre».

El cazar patos es mucho más silencioso y dificil: se meten bajo el agua con medio coco sobre la cabeza que dejan sobresalir a la superficie. Respiran por una pajita que sostienen con la boca y así pasan largas horas esperando que un pato se pose en el coco. La de indios que mueren dormidos bajo el agua no tiene nombre

Es muy dificil que un pato se pose justo en el coco que los corona a ellos, con tantos lugares lindos para posarse que hay en un monte, así que comen pato muy rara vez. Pero se pueden imaginar la gritería que forman si logran atraparlos. De tanto tiempo que pasan esperando, si se ven recompensados, gritan como por tres horas. Y no es para menos.

En sus tribus tienen estos infieles un personaje muy especial y respetado al que llaman «uahuuu» que yo traduzco como «hombre-sirena». Es el encargado de avisar con un grito muy peculiar a todos los indios de una tribu, estén donde estén. Más que un grito, es un alarido. Este es un ritual muy lleno de secretismo pues el cacique de la tribu y el uahuuu entran en un bohío solos ellos dos y de ahí sale el alarido. Hube de ganarme mucha confianza para lograr que me dejaran presenciar el misterio de ese alarido hasta que finalmente lo logré.

Una vez dentro del bohío, el uahuuu se acuesta bocarriba en una mesa de madera y descubre sus partes pudendas separando el miembro viril del resto con una mano. Es entonces que el cacique deja caer una pelota de batos sobre los cojones del uahuuu.

Depende de la importancia del evento o la peligrosidad que acecha, el cacique deja caer la pelota de mayor o menor altura. Ser uahuuu de una tribu es un honor. Se requiere ser un hombre de fibras sensibles y voz potente.

No se parece en nada esto a nuestros silenciosos aposentos y nuestra acallada vida en Sevilla, Castilla o alguna cualesquiera de las otras tierras de donde procedemos. Aquí Nuestro Señor parece haber abandonado los cuidados del oído de las personas.

Me pregunto a donde irá a parar todo esto de aquí a 500 ó 1000 años. No habrá quien pueda vivir en esta isla ruidosa. Los visitantes saldrán de aquí sordos y con muchos malestares y pensarán, incluso, que están enfermos o han sido atacados secretamente con grillos sónicos y rescabucheadores.

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