Por Manuel Viera ()
La Habana.- Uno de los momentos más alegres que tengo cada día es ese en el que leo los comentarios y los mensajes y siempre encuentro algún jurista que tiene el valor de llamarme ‘colega’
Y es que la inmensa mayoría de ellos, incluso desde el silencio, no va a entender nunca que el hecho de tener criterios diferentes o no entender al bloqueo como el principal culpable de las miserias de nuestra patria no es sinónimo de carecer de ética o moral.
Desde que fui «castigado», incluso los propios comunistas han admitido errores, falta de compromiso, incapacidad, corrupción, cansancio, escasez de ideas y poca efectividad de sus medidas.
Como mismo hicieron con los homosexuales, con los religiosos y con la emigración, llegará el día en que, sin pedir disculpas a nadie, no será prohibido pensar en Cuba.
A mí nunca me faltó ética o moral. Le faltó a quienes obedecieron, a quienes intentaron, sin éxito, castigarme en medio de la pandemia.
¡La verdad y la razón siempre flotan!