Por Anette Espinosa ()
La Habana.- A Joel García no le alcanza el salario que recibe como director de Trabajadores, un medio al que llaman periódico y que de eso no tiene nada. Por eso intenta buscarse los centavos por ahí, aunque para ellos tenga que masturbar a Randy Alonso, el de La Mesa Redonda y Cubadebate.
Viejos amigos, de los tiempos en que vivían juntos en el edificio llamado ‘Fama y Aplausos’, donde una vez el fallecido comandante quiso juntar a todo lo que «brillaba» de la prensa, el arte, la política y el deporte, y el tiro le salió por un costado, porque salvo los periodistas, la mayoría de los otros a los que les dieron apartamentos allí, terminó por irse del país, Randy y Joel García conservan las amistades.
Y Joel, que es un «luchador» de dinero y sale a buscarlo donde quiera que esté, aprovecha cualquier filón para escribir unas líneas que, por muy malas o malintencionados que hayas quedado, Alonso las publica al momento, sobre todo porque al director de Trabajadores, con una historia de servilismo tremenda, nadie lo va a cuestionar.
Esta vez, en un artículo titulado «El Taiger, la vida por encima del reguetón», el periodista que más piso ha serruchado en Cuba nos recuerda que «en el periodismo hay una máxima por encima de los gustos personales, las creencias políticas o preferencias sociales. Lo que es noticia es noticia. Y el pasado jueves, el cantante cubano conocido por El Taiger, fue encontrado en la tercera fila del compartimento trasero de un carro con un disparo en la frente, en la ciudad de Miami».
Joel García dice que hay una máxima en el periodismo, aquella de que lo que es noticia es noticia, como si en la isla prisión se la tomaran en serio. Pero él no lo hizo porque fuera noticia, sino porque quiere congraciarse. Ya dio un paso y llegó a director de Trabajadores y ahora quiere más. Va a por el puesto de director de Granma, en su afán por ascender contra viento y marea.
«Desde entonces -dice Joel-, José Manuel Carvajal Zaldívar está luchando por la vida, aunque los pronósticos médicos en las primeras horas de ocurrido el hecho solo lo reportan de muy crítico y con grave peligro para la vida. Alrededor del hospital el Jackson Memorial Hospital se reportan la llegada de algunos seguidores para solicitar información y rogar por su salud».
Y en el párrafo anterior tiene hasta errores de concordancia, que no debía permitirse él, ni los editores de Cubadebate, pero qué le podemos pedir a esta gente si hasta en las redes del presidente, el primer ministro y el Canciller los marrones están a la orden del día, a pesar de que allí cuentan con un avezado staff de veteranos informadores, encabezados por Leticia Martínez, otra que ha subido tan rápido como Joel García.
Sigue Joel: «También varios cultivadores del género urbano han manifestado su pesar por el hecho, que desde el principio la policía descartó como un suicidio. No es posible olvidar que el cantante estaba enfrentando un proceso judicial por cargos menores y aguardaba su próxima cita en la corte cuando ocurrió este incidente.
«Un buen amigo me preguntó si estaba vetado escribir y dar la noticia. Con total responsabilidad puedo decir que no. Quizás ha funcionado que se trata de un artista bastante contradictorio en cuanto a su comportamiento social y relaciones personales, aunque sus temas funcionan en discotecas, fiestas y demás celebraciones informales de Cuba y Miami, sobre todo en los últimos 3 o 4 años, cuando géneros como el reguetón o reparto se han posado con garras nada felices en cuanto a la calidad de las letras en un público joven y un poco más allá», dice, para dejar claro que en Cuba vetan temas, algo así como que importa poco que algo sea noticia o no si está vetado por los que están por encima suyo. ¡Vaya contradicción!
Sin embargo, el acosador de Joel García aclara que «este post no es para polemizar sobre música. Solo para graficar que la vida de José Manuel Carvajal Zaldívar está por encima de todo y ser víctima de una sociedad tan violenta como la estadounidense (haya sido cual sea el motivo) no es una excepción, sino la regla. Ejemplos sobran y lo que resta es desear también una pronta recuperación ahora, tal y como se desea a cualquier persona que esté entre la vida y la muerte ahora mismo»
Aprovechó el muchacho para cargar contra la sociedad estadounidense, como para que quien lea sepa que esas cosas son normales allí, en un país en el que cualquiera puede tener un arma, incluso automática. Es el mismo Joel en cuyo periódico no salen jamás las muertes violentas de Cuba para robar un celular, una cadena, una moto, un auto o una motorina. Con un modus operandi bastante común: el degüello.
«Esa es la noticia. Y cualquier periodista dedicado a la cultura pudo decirla, escribirla y reportarla en cualquier espacio informativo con los elementos objetivos, tal y como se hace con otras noticias similares de muchas figuras del arte cubano o universales. La interpretación u opinión no toca en este caso, pues no se está en el lugar de los hechos ni se han divulgado a plenitud todos los detalles de las investigaciones policiales», insistió Joel.
Hay que volver a leer el párrafo anterior. Para Joel García la noticia es esa: que la sociedad estadounidense es violenta. Algo así como que allí no impera la ley, que los crímenes no se resuelven, que los bandidos pululan por las calles y les ajustan las cuentas a cualquiera, que la vida de un ser humano no vale nada. Claro, a diferencia de Cuba, donde el imperio de la ley es casi impoluto, donde la justicia es limpia y transparente, y donde el gobierno se preocupa tanto porque no ocurran hechos de sangre que apenas sucede algo de Pascuas a San Juan.
¡Mentiras! Joel García es, además de acosador de mujeres, un bufón, un tipo sin moral y principios, sin líneas rojas a la hora de actuar. Y si tiene valor de desmentirme, que lo haga, que voy a presentar las conversaciones de Whatsapp con las que no me dejaba vivir, con incitaciones cada vez más insolentes.
Por cierto, lamento que, entre mis líneas, haya colado las suyas y quizás lo hayan leído, porque yo prefiero no leerlo, solo que los jefes encargan cosas y hay que cumplir.
