Por Fernando Almeyda
La Habana.- No, Canel no es el único sin casa de este pueblo. Un mar de gente sin casa rodea la isla cada vez más exigua donde habitan gente honesta y bonita.
No se si hayan caído en la cuenta de lo tremendamente ambiciosos y pésimas personas que son la familia de Omara. Obviamente hace mucho tiempo que ella no tiene salud ni física ni mental para estar en escenarios. Pero en vez de dejarla descansar que juegue con sus nietos y bisnietos y que cante para los conocidos amigos y familia, la explotan como si fuera una esclava y la exponen a eso.
¿Qué cómo lo sé? Fácil. Yo tuve abuela. ¿Dejarías a que que tu abuela o bisabuela llegara a ese punto? ¿Lo dejarías exponerse a la burla de esa forma comprometiendo su dignidad? ¿Dejarías que se exponga su salud?
Claro que no, pero estos lo hacen por el el vil metal y porque son dignos representantes de ese espíritu cubano de ser una rémora y de prenderse sobre los cuerpos de la familia y amigos y exprimirlos hasta dejarlos secos.
¡Dejen que Omara Portuondo se jubile con la dignidad que le quede de una vez!
Y en cuanto a esa manada de rémoras y buitres que son su familia…¡trabajen!