Por Ulises Toirac ()
La Habana.- ¡Por fin va a llegar un frente frío de verdad en la actual temporada «invernal»! Sí, así entre comillas, pues al parecer los inviernos en la isla mayor de las Antillas tienden a desaparecer, como todo lo demás.
Una vez, un amigo español me dijo:
-Es la primera vez que espero un año en una azotea y en mangas de camisa- y eso fue por allá por los 80.
Se dice que el invierno es el carnaval de los pobres, pues es cuando la gente desempolva los abrigos guardados año tras año y éstos, al contrario de países verdaderamente fríos, son por lo general bien coloridos y por supuesto bien pasados de moda.
Los míos cuentan años… ¡Lo que no hago es montarme en una guagua en estos días! Hay gente sin n𝕒rices… Sacan del closet con un año de restricción de la prenda… Y par de sacudidas lo alistan pa sacarlo a pasear. Macho… si hay algo que se me clava en el hipotálamo entrando por las fosas nasales como la tropa de Maceo y acabando con la quinta y con los mangos, es ese olor a guardao. ¡Y luego me deja una coricera que no hay antihistamínico que le ponga freno! ¿Hasta el Vedado desde Santos Suárez…? ¡A pie! Ese calvario no lo paso yo.
¡Y tengo una cobija que ya ha celebrado sus 34 años! Por mi madrecita, ese es un artículo que ya ni se ve en las tiendas, y cuando aparece, mejor ni mirar el precio, porque ahí sí que vas a sudar hasta encuero con menos cuatro grados. Ni qué decir de las camisas de mangas largas, trajes… ¡Ni soñar!
Son bien conocidas las causas de este cambio climático que estamos sufriendo ya, sobre todo los países insulares. La culpa del cambio climático se le achaca al totí -léase países desarrollados de occidente-. No dudo de la influencia de un desarrollo industrial que ya tiene casi tres siglos, pero pocos ven la explosión económica de China, Vietnam, India, ex Repúblicas Soviéticas; y muchísimos países del Mediano y Lejano Oriente que sólo necesitaron unas tres décadas para superar a muchos de los ya conocidos; mientras nuestro país avanza victorioso hacia un subdesarrollo sustentable y ecológicamente consciente, roto solo por una veintena de almendrones y una menor cantidad de industrias sin proteccióon atmosférica, que funcionan (acaso) la mitad del año.
¡Y ya! Me voy a sacar algún abriguito, para colgarlo al tórrido sol que hay aún hoy, porque el frente frío debe entrar mañana. Tal vez tengamos uno o dos días con menos de 20 grados por la noche, sabrosones, evocadores de latitudes con mejor producto interno bruto.
En todo caso demos las gracias a Dios que alguna vez al año… nos visite un frío platanero ¡Algo debíamos tener ¿no?!