Por Redacción Internacional
Ciudad de México.- Autoridades mexicanas arrestaron a soldados que formaban parte de una patrulla que abrió fuego contra una camioneta y mató a seis migrantes, dijeron el jueves fiscales federales, dos días después del incidente.
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, condenó los asesinatos, que ocurrieron el día de su investidura, y los obispos católicos del país criticaron duramente el creciente poder de los militares.
Seis personas murieron y 10 resultaron heridas el martes en el estado sureño de Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala, después de que soldados dispararan contra el camión que transportaba a 33 migrantes.
«Es un hecho lamentable que debe investigarse y sancionarse», dijo Sheinbaum durante una conferencia de prensa. «Una situación como ésta no se puede volver a repetir».
La Fiscalía Federal de México identificó a tres de las víctimas como ciudadanos egipcios, mientras que una era de Honduras y otra de Perú. Sheinbaum señaló que uno de los migrantes muertos era de El Salvador.
Sin embargo, más tarde el jueves, el ministro de Relaciones Exteriores de Honduras negó que algún ciudadano hondureño hubiera muerto en el incidente.
Los otros 27 migrantes incluyen ciudadanos de Egipto, India, Pakistán, Nepal y Cuba, según los fiscales.
En un comunicado, la fiscalía reveló que los militares enfrentan una investigación en la que las autoridades locales están trabajando con expertos en derechos humanos, funcionarios de inmigración, el gobierno guatemalteco e Interpol.
Los migrantes sobrevivientes también están siendo entrevistados con la ayuda de los consulados de sus países, así como de psicólogos y otro personal especializado disponible, agregó el comunicado.
En su descripción inicial del incidente mortal, el Ministerio de Defensa de México explicó que los soldados abrieron fuego después de que la camioneta intentó evadir una patrulla militar y que los soldados informaron haber escuchado explosiones antes de que dos oficiales abrieran fuego.
En un comunicado publicado más tarde el jueves, los obispos católicos de México objetaron lo que describieron como el «uso desproporcionado de la fuerza letal» por parte de los soldados.
«Esta tragedia no surge como un hecho aislado, sino como consecuencia de la militarización de la política migratoria y el aumento de la presencia de las fuerzas armadas en la frontera sur del país, que ha sido una constante», según el comunicado, que también pidió una investigación imparcial sobre el incidente.
El gobierno de Perú también condenó los asesinatos en un comunicado el miércoles e insistió en que las autoridades mexicanas realicen una investigación.
La oficina del presidente de El Salvador no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios, mientras que la embajada de Egipto en México dijo que no tenía información para compartir.
Una crisis de seguridad ha ido creciendo en la región del sur de México que limita con Guatemala, donde una batalla territorial entre poderosos grupos criminales ha provocado un fuerte aumento de la violencia durante el último año. (Reuters)