(Tomado de las redes)
La Habana.- El emperador Calígula era un gran aficionado a las carreras de caballos hasta el punto que él mismo conducía carros en el circo Máximo de Roma.
Una costumbre muy mal vista entre los nobles de la ciudad.
Era tan ferviente admirador del equipo de los Verdes, que solía comer y pasar el día en sus caballerizas.
En una de sus orgías en palacio, donó a un auriga de esta escuadra llamado Eutico, dos millones de sestercios.
Incitatus fué su caballo amado y protegido.
El equino había nacido en Hispania, de donde en esa época se importaban a Roma cerca de diez mil caballos cada año.
La noche anterior a una competencia en el Circo Máximo, Calígula dormía junto a él y se decretaba un silencio general que nadie podía violar en toda la ciudad bajo pena de muerte, con el fín de que el caballo descansase correctamente.
Soldados de la Guardia Pretoriana se encargaban de vigilar toda la noche y guardar silencio.
Incitatus sólo perdió una carrera en su vida, tras la cual el emperador muy enfadado ordenó que matasen lentamente, para que sufriera, al auriga que le hizo perder la carrera.
Tal era la obsesión que tenía por el equino, que mandó construirle una caballeriza de mármol con pesebres de marfil.
Al poco tiempo mandó que la transformaran en una suntuosa y lujosa villa con jardines, a la cual no le faltaba de nada, incluído dieciocho sirvientes para el cuidado personal del caballo hispano y músicos con los que amenizar su tranquilidad y relajamiento.
Incitatus dormía con mantas de color púrpura que era el tinte más caro y reservado unicamente a la familia imperial.
Su cuello era adornado con collares de piedras preciosas.
Comía copos de avena con escamas de oro y de beber, el mejor vino en copa de oro.
El emperador al no encontrar una yegua adecuada para su caballo amado, mandó que buscaran a una mujer a la altura de ser esposa de Incitatus.
La elegida fué Penélope, una hermosa mujer de la alta sociedad.
Todo estaba preparado para la ceremonia pero no llegó a realizarse ya que días antes, Calígula fue asesinado por la guardia Pretoriana en el Palacio del palatino.