Por Arnoldo Fernández
Contramaestre.- ¡Ay, Gandarilla!, recuerdo tu libro de principios de la República, recuerdo tu lamento por olvidar a José Martí. ¡Ay, Gandarilla!, si vivieras, hoy tu lamento fuera mayor, la palabra de Martí ha caído en un vacío del que costará sacarla.
¡Ay, Gandarilla!, aquí falta, señores, una voz, una voz de ese sinsonte cubano que Martí se llamó. ¡Ay, Villillo!, tú que cantaste al Apóstol en versos memorables, cuesta ver la palabra de Martí frente a una escuela, como basura. ¡Ay, Villillo!, ¡Ay, poeta!, hasta dónde llegará la mansedumbre, hasta dónde.
¡Ay, Lezama Lima!, tú que lo dijiste con tanta luz. Lezama, ya Martí no congrega, no fortalece, aún crees que: «Nuestra solución tiene que ser poética a lo Martí, no antipoética, no preconcebida, ni pseudocientífica.»
Yo quiero creer, como tú, que nuestra solución tiene que ser poética a lo Martí, quiero creer eso, porque de lo contrario no soy cubano como la palma real.