Por Pucho Oroza
Varadero.- El 27 de septiembre hubiese celebrado un aniversario más de vida uno de los mejores peloteros de Camagüey y de toda Cuba; guapo, talentoso, corajudo, el ícono de muchos: Miguel Caldés.
Miguel fue uno de los protagonistas que llevó a su equipo Camagüey al tercer puesto en la Serie Nacional en 1998, participó en el Campeonato Mundial Juvenil de 1988 y las Copas del Mundo de 1995 y 1997.
En Series Nacionales promedió para 289 en ofensiva, con 386 extrabases, 176 jonrones y 683 carreras impulsadas en 1,124 partidos. Es el quinto camagüeyano con más carreras impulsadas en los campeonatos domésticos, por detrás de Leonel Moa (857), Sergio Quesada (757), Loidel Chapellí (687) y Felipe Sarduy (685).
En Atlanta 1996 conquistó la gloria olímpica, bateó para .324/.378/.618 con tres jonrones, 10 carreras y 13 remolques en nueve juegos. Histórico ha sido su cuadrangular contra Japón en la gran final. En 1997, en la Copa Intercontinental también se lució al bate con average de .313, tres cuadrangulares en nueve juegos, siendo solo superado por Orestes Kindelán en jonrones para el equipo cubano. En Sídney, a pesar de la medalla de plata estampó un .333 al bate.
En diciembre del 2000, vísperas de Santa Bárbara, un fatídico accidente nos privaba de un extraclase. El dolor embargó a todo el país, su carisma, calidad, entrega, quedarán por siempre como un ejemplo para las nuevas generaciones.
