Por Juan Carlos García Guridi ()
Bejucal.- A finales de diciembre de 1940 arrasó con Bejucal un ciclón que es tristemente recordado, ya que dejó un saldo de 13 víctimas fatales. En la intersección de las calles 26 y 13 una tarja deja constancia de aquel terrible desastre natural.
Hoy les comparto unas décimas de un desconocido poeta popular, cuyo nombre es Víctor Zamora, que se hizo eco de aquel terrible suceso; si bien son imperfectas y no están completas, constituyen un preciado testimonio que conservo hace más de diez años.
Víctor Zamora era natural de Cayo Piedra, en las cercanías del poblado de Camacho, en el sureño municipio de Batabanó y según me dice mi amigo Adalberto Hernández Pantoja, aparecieron publicadas en «Escuela Luminosa», un libro del que no tengo otras señas.
Al pueblo de Bejucal
le hablo, lector querido,
con el corazón herido
de ese triste memorial.
El balance fue fatal,
todo se ponía oscuro;
se derrumbaban los muros,
las casas, los edificios
y tanto daño y perjuicio
no sé quién hacerlo pudo.
(…)
De Navidad fueron días
¡Qué triste todo quedó!
La Pascua se transformó
en luto y melancolía.
(…)
Una horrible tempestad
envolvió a Bejucal
con intrépido infernal,
terrible barbaridad.
No había una claridad,
todo era horror y espanto,
confusión, gritos y llanto,
muerte en todos los rincones
y no valían oraciones
fervorosas a los santos.