Carlos Cabrera Pérez
Majadahonda.- El arquitecto y pintor cubano Rolando Paciel González (La Habana, 1952) expone, a partir de este viernes, parte de su obra en la sala madrileña Fucar22 Art Gallery*.
Afincado en en Bilbao (norte de España) desde 1991; cuando Rolo Paciel dejó atrás la isla geográfica, para hacerla flotar entre pinceles y trazos; a los que ha ido incorporando los tonos del Golfo de Vizcaya.
Con el pretexto de la muestra en Madrid, EL VIGÍA DE CUBA entrevistó al creador; sabiendo que «siempre pinto la memoria».
¿Cuál es el tema qué distingue a tu obra pictórica?
Mi principal tema es la arquitectura, soy arquitecto, pero más que la arquitectura construida me interesa la arquitectura imaginada, Hubert Robert, Piranesi, Sant´Elia, Tatlin y los metabolistas japoneses están presentes en mi obra; junto a los pintores románticos del XIX.
¿Y que pintan el Tao y la lluvia en tus pinceles
El Tao es otra fuente de inspiración, en el sentido de que todo fluye en un eterno cambio.
Y la lluvia -como símbolo del tiempo- que todo convierte en ruinas, y el recuerdo nostálgico de los ciclones de Cuba.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa que, sin duda, sucede en el pasado, decía Borges.
¿Qué técnicas o medios utilizaste para esta colección y por qué los seleccionaste para expresar tu mirada?
Las obras que llevo a Madrid, las llamo de arquitectura erosionada y por eso elegí el acrícilico como técnica idónea, porque quiero ofrecer la imagen de un conjunto arquitectónico erosionado por grandes tormentas de vientos arremolinados; en transición a la ruina.
¡Que será el viento, Rolo! Una cosa que no se ve, pero tu pintas…
Mis imágenes están batidas por un fuerte viento que no solo está pintado, yo siento un viento “real” que bate el lienzo con grandes brochazos, con una ráfaga tras otra, superpuestas, violentas.
Vamos al dilema, al brete. Imaginemos que se desata la tormenta del siglo sobre Madrid, de las obras que traes, ¿cuál salvarías?
Esta vez lo tengo menos complicado, salvaría Edificio ciudad, que es un rascacielos, cuyos habitantes ya no bajan nunca a la tierra, solo ven llover y no sabemos si están vivos aún porque a su altura, y a puntos de ser tragados por la tormenta, el edficio ya no es de este mundo.
Un poco Blade Runner, no.
¡Exacto! R. Hauer avisa en Blade Runner, todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Lo mejor es que el monólogo final no estaba en el guion original, sino que fue una improvisación libre del actor, mientras la lluvia caía sobre su cabeza y cara.
*De martes a domingo, de 17:00 a 21 horas, en C/ Fucar, 22, 28014, Madrid. La muestra se inaugura este viernes 27, a las 19:00 horas.
