Por Ricardo Acostarana ()
La Habana.- Uno sabe que a veces le tiembla el pulso y va y se araña la experiencia y cree que a los colores del vicio se los traga el sol cada mañana.
Uno pretende asumir que no sabe nada, pero sí sabe. El que diga que no sabe cuenta con mi total e incondicional ajuste de cuentas.
Uno camina por ahí, cruza la avenida y se encarama en donde la sombra se indigesta. La sombra es violenta en su apogeo, justo a las 3 de la tarde en cualquier ciudad idéntica a esta.
«Indigesta» y «esta» es una cacofonía siniestra (he aquí otra casi disonancia). Dos palabras en decúbito prono.
«Idéntica a esta» describe una ucronía de tono paramilitar y suicida.
Uno habla solo mientras observa la ciudad y alguien de uniforme que hace horas extras en un Walmart le escucha, pero no responde. En Walmart a alguien también le tiembla el pulso, y uno aquí siente el espadazo en la nuca.
La sombra ha borrado su memoria.